Noruega vive un auge de la construcción de centros de datos gracias a la energía barata y renovable y al clima que le ha permitido situarse en primera línea en el mercado nórdico y europeo, atrayendo a grandes multinacionales tecnológicas.
Entre ellas están Google, que ha invertido 600 millones de euros en un centro en Skien (sur), con una capacidad inicial de 240 megavatios que espera inaugurar el año que viene, y OpenAI, que anunció hace unos meses la construcción de su primer centro de datos en Europa en Narvik (norte), con 230 megavatios de partida, en el que se invertirán 1.000 millones (861 millones de euros).
Según un estudio de la firma Research and Markets, el mercado de centros de datos noruego podría alcanzar un valor de casi 2.800 millones de dólares (2.400 millones de euros) en 2030, un 80% más que el año pasado.
Compañías y expertos coinciden en apuntar varios factores clave como el clima, que enfría de forma natural los servidores, la abundancia de energía renovable, el bajo precio de la electricidad, así como el uso de tecnologías eficientes desde el punto de vista energético.
"Lo que realmente ha activado y expandido los centros de datos en Noruega es el bum de la inteligencia artificial que arrastra a toda la industria. Consumen mucho más que los antiguos centros y eso ha aumentado el foco en los precios y la disponibilidad de energía", explica a EFE Jørn Skaane, director ejecutivo del Lefdal Mine Center (oeste).
Energía renovable, barata y abundante en Noruega
Noruega, además, tiene energía renovable, especialmente hidroeléctrica y eólica, más barata y en mayores volúmenes que otros países europeos.
Situado en una antigua mina de olivino en el interior de una montaña, con 120.000 metros cuadrados repartidos en cuatro niveles, el Lefdal Mine Center cuenta con un innovador sistema de refrigeración con agua helada procedente del adyacente Nordfjord, rodeado por energía hidroeléctrica y con una pérdida de red mínima.
Algunos de los impulsores de la idea habían usado esa solución a menor escala hace más de una década en un pequeño centro de datos y elaboraron un proyecto similar para Lefdal en 2010, pero no fue hasta hace un lustro, coincidiendo con el bum de la IA, que lograron la financiación necesaria.
"Estábamos en el medio de una tormenta perfecta", resume Skaane para explicar cómo atrajeron a dos clientes de peso: el superordenador Olivia, un proyecto público de investigación, y Mercedes-Benz.
El país más digitalizado del mundo
Mientras sus otros vecinos nórdicos comenzaron a atraer centros de datos hace más de una década, Noruega parecía quedarse rezagada, lastrada por su peor conectividad y un clima empresarial menos favorable que en Suecia, Dinamarca o Finlandia.
El entonces Gobierno de derecha noruego impulsó en 2018 un primer plan de digitalización que redujo la tarifa eléctrica para los grandes centros de datos y los eximió del pago del impuesto al patrimonio.
El actual Ejecutivo laborista presentó el pasado junio una nueva estrategia basada en la seguridad, la sostenibilidad y la creación de valor en las comunidades locales, impulsando también la creación de un registro para controlar un sector en continua expansión.
"Noruega tiene que ser el país más digitalizado del mundo en 2030, y los centros de datos desempeñan un rol importante para lograrlo", resumió el plan la ministra de Digitalización, Karianne Tung.
Consumo eléctrico y críticas
Las buenas condiciones existentes en Noruega han desatado una carrera por construir más centros de datos y por ampliar su potencia.
El Lefdal Mine Center, por ejemplo, dispone en la actualidad de 80 megavatios, pero ya ha solicitado 120 adicionales al operador estatal Stattnet, aunque según confiesa Skaane, podría usar 400 y venderlos sin problemas, porque la demanda es "enorme".








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