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La aprobación el pasado mes de febrero de los Planes de Ordenación del Espacio Marino (POEM), que vienen a regular la distribución espacial y temporal de los distintos usos y actividades en las aguas españolas, ha puesto de actualidad a la eólica marina en España.

La noticia sobre el potencial desarrollo de parques eólicos marinos ha sido acogido con algarabía por unos y con escepticismo por otros, especialmente en aquellas regiones costeras en cuyos litorales se han incluidos zonas potenciales para esta industria. Ni siquiera hay unanimidad entre grupos ecologistas o agrupaciones sociales, que, o bien lo consideran un hito fundamental para la deseable neutralidad energética, o un atentado contra el medio ambiente marino.

Lo cierto es que, pese a las voces más pesimistas, el despliegue de la eólica marina se presenta como una oportunidad energética, industrial y social para nuestro país, de forma coherente y compatible con los valores de sostenibilidad y protección medioambiental, que puede coexistir con otros usos y actividades en el entorno marino.

Los POEM están inspirados en un principio de sostenibilidad y equilibrio entre los usos de intereses generales y marítimo económicos (pesca, turismo, energía, industria, etc.), limitando la superficie accesible para la eólica marina a 5.000 kilómetros cuadrados, el 0,46% del total de las aguas territoriales españolas, lo que no quiere decir que se vayan a emplear en su totalidad.

Palanca de transformación

La energía eólica marina es, desde hace años, una de las posibles palancas para la transformación energética a medio y largo plazo en España. La eólica marina se caracteriza por una elevada regularidad y predictibilidad del recurso. De esta manera, la eólica marina puede generar energía de manera estable y predecible, incrementando su producción en las estaciones de otoño e invierno, de menor radiación solar y mayor consumo, lo que contribuiría a la seguridad de suministro. Su complementariedad con otras energías renovables es evidente y notable.

Sin duda, la incorporación de las aguas españolas, con más de un millón de kilómetros cuadrados de agua y ocho mil kilómetros de costas, al sistema de generación eléctrica renovable supondrá un paso muy relevante hacia los objetivos energéticos fijados por España y la UE en el horizonte 2030 y 2050.

Hay que recordar que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 ya contempló una capacidad de 50 GW de potencia eólica instalada en 2030 teniendo en cuenta tanto la eólica terrestre como la marina, lo que supone un incremento sustancial desde los 26 GW instalados en la actualidad.

Objetivos

El objetivo previsto para la eólica marina flotante y otras energías del mar a 2030 es de entre 1 GW y 3 GW para la eólica marina, pudiendo variar en función del avance del estado del arte de la eólica flotante.

Por otro lado, España está en disposición de jugar un papel de líder en capacidades tecnológicas e industriales y en el conjunto de la cadena de valor en este sector. Muchas empresas españolas han llevado a cabo actuaciones muy importantes en el desarrollo de parques eólicos marinos en Europa, como el Proyecto Kincardine, en Aberdeen, Escocia; o más recientemente, el Proyecto BorWin5 en Borkum, Alemania.

Este conocimiento y la experiencia de España en energías renovables -pues no hay que olvidar que España es el segundo país de Europa y uno de los principales a nivel mundial en potencia eólica instalada- y su posición geográfica pueden ser factores críticos para afianzar un ecosistema industrial y de innovación tecnológico que preste servicios a nivel global.

Beneficios

En cualquier caso, es esperable que el desarrollo de las energías marinas no solo vaya a beneficiar a los sectores directamente relacionados con las energías renovables, sino que también otros sectores relevantes de la economía española podrían beneficiarse del desarrollo de la energía eólica marina dentro de la cadena de valor vinculada a la eólica flotante, como la industria naval y portuaria.

Pese a los atractivos de la eólica marina sobre el papel y la abundancia de la denominada “energía azul” en nuestras aguas, su despliegue se ha enfrentado a diferentes obstáculos.

El retraso de la implementación de la eólica marina en nuestro país se debe, en primer lugar, a las particulares características del territorio y fondo marino español. La plataforma continental desciende rápidamente y pronto alcanza profundidades demasiado elevadas, lo que ha dificultado la viabilidad técnica y económica para el aprovechamiento del recurso eólico offshore, como también ha ocurrido en Portugal y Francia.

Sin embargo, el importante avance tecnológico e industrial experimentado por la eólica marina en los últimos años posibilitan su implantación en España, a través del desarrollo de soluciones y conceptos asociados a la eólica marina flotante que permiten su despliegue en aguas profundas.

Vacío normativo

Por otro lado, la eólica marina se ha enfrentado a un injustificable vacío normativo que empieza a colmarse con la aprobación de los POEM. La Hoja de Ruta para el desarrollo de la Eólica Marina y de las Energías del Mar en España, aprobada por el Consejo de ministros, el 10 de diciembre de 2021, ya advertía de la necesidad de zonificar los espacios marinos para el desarrollo de parques eólicos marinos, dentro de la Estrategia de la UE sobre las Energías Renovables Marinas, para cumplir con los objetivos energéticos a 2030 y 2050.

Sin embargo, la fuerte resistencia de algunos sectores que tradicionalmente desarrollan actividades económicas en el entorno marino, como la pesca y el turismo, derivó en un proceso largo y complejo de consulta pública y aprobación legislativa, que en ocasiones ha recordado al regreso de Ulises a Ítaca.

Los POEM no representan la meta, sino el punto de partida para un desarrollo regulatorio que garantice la seguridad jurídica necesaria que permita el diseño, la convocatoria y el calendario de las futuras subastas y la ejecución posterior de los proyectos adjudicados, evitando futuros conflictos. En la actualidad estamos inmersos en esta fase de adecuación normativa, que no parece que vaya a ser ni rápida ni sencilla, teniendo en cuenta el carácter estratégico del dominio público marítimo-terrestre.

Inversiones

La administración tiene la obligación de asegurar la integridad y adecuada conservación de este espacio, así como un uso ordenado y racional del espacio marítimo, por lo que este nuevo marco administrativo deberá desarrollarse de acuerdo con la planificación y ordenación de los espacios marinos, teniendo en cuenta la compatibilidad de los distintos usos, así como los objetivos y compromisos medioambientales, por lo que no es descartable un nuevo retraso en la tramitación de esta normativa.

Son muchas las cuestiones que quedan todavía por resolver en materia de la tramitación administrativa, el impulso a la inversión o los mecanismos de financiación que garanticen un marco normativo que proporcione la seguridad jurídica necesaria para el paso definitivo de la eólica marina de una etapa precomercial a una fase comercial.

Pese a ello, casi una veintena de promotores ya han presentado ante el Ministerio para la Transición Ecología más de 40 proyectos para el desarrollo de parques eólicos en aguas españolas, principalmente frente a las costas de Andalucía, Canarias, Cataluña y Galicia, de los cuales solo unos pocos parecen que podrán llevarse a fase de construcción y montaje tras un procedimiento administrativo que puede durar de 24 a 30 meses.

Javier Hernández Valenciano es Socio de Clyde & Co.

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Un comentario

  • galan

    19/04/2023

    La verdad es que la eólica marina, es un sistema de producir electricidad bastante potente.
    Y curiosamente, en España, tiene todavía mucho campo.

    Ojala crezca como han echo las otras.

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