La especulación regresa al sector de las renovables. Parece que no se ha aprendido nada respecto a la creación de burbujas inmobiliarias en España y en el caso de las instalaciones renovables, se repite la misma historia que hace 10 años, pero con alguna diferencia.
Los propietarios del suelo en España se están aprovechando del nuevo boom renovable y han aumentado el precio de sus terrenos. Fuentes del mercado aseguran a este diario que el precio ha pasado de 500 euros por hectárea al año (alquiler) a más de 2.000 euros por héctarea/año. Y todo en el último año.
Antes de la subasta el precio rondaba los 500 euros, incluso menos hasta unos 300 euros aproximadamente, pero con los 8.000 MW puestos en liza en las dos subastas del año pasado, el precio del suelo se ha disparado hasta multiplicarse por cuatro. A ello hay que sumar todos los proyectos que van a merchant y que no fueron adjudicados en subasta. Se esperan cerca de 25 GW de fotovoltaica para los próximos cinco años.
Esta es otra de las barreras que se están encontrando los desarrolladores de los proyectos de renovables. Teniendo en cuenta que en fotovoltaica un megavatio de potencia instalada necesita dos hectáreas de terreno, la broma de los especuladores del suelo les puede salir muy cara. Pongamos por ejemplo un proyecto de 30 MW. Esta instalación tendría que añadir a sus costes anuales un total de 120.000 euros únicamente por el terreno.
Un precio que se ha desorbitado para muchos proyectos que no tienen especial rentabilidad al no obtener primas de ningún tipo. "Esa es la gran diferencia respecto a 2007 y 2008", explica José Donoso, director general de UNEF. "Ahora no hay primas y el precio no puede subir más si los propietarios quieren rentar sus terrenos", continúa.
El boom de hace 10 años con el suelo de los proyectos renovables se basó en rentabilidad de las plantas gracias a las primas que eran conocidas por todos. Ahora, la especulación regresa en base a la demanda del mercado. "Es normal que suceda esto", asegura Donoso, "juegan sus cartas y se aprovechan de la situación".
Fuentes del mercado, sin embargo, achacan esta nueva especulación en el terreno a que buena parte de los desarrolladores de los proyectos "luego no se queden a explotar la planta, sino que cuando lo conecten lo venderán a un fondo o a otro inversor y les importe poco el precio del suelo".
Los propietarios del suelo no son tontos. Conocen el sector y saben que pueden estirar las negociaciones, sobre todo si el terreno está cerca de la subestación de turno. Es ahí donde los terrenos se han ido de madre. Si no quieres gastar dinero en llevar la línea hasta la subestación (y sus problemáticos trámites administrativos), los proyectos de renovables tendrán que gastarse el dinero en el alquiler.
En el caso de la eólica, por ejemplo, tampoco pueden negociar mucho ya que en este caso desviar unos aerogeneradores unos metros o un kilómetro puede afectar bastante a las horas de funcionamiento del mismo. Y los propietarios se aprovechan. En el caso de la fotovoltaica no tienen ese problema para negociar aunque la demanda sea mucho mayor que la energía del viento. Pueden colocar su planta a kilómetros de distancia y seguir produciendo lo mismo.
El tiempo es otro factor que juega en contra para las plantas, sobre todo las adjudicadas en las subastas. El timing es otro que cuando vas a mercado, pero todo el mundo lucha por conectarse y entrar a formar parte del sistema cuanto antes. Las plantas adjudicadas en subasta no tienen margen para negociar y necesitan cerrar cuanto antes el acuerdo con los propietarios del terreno. Si no lo hacen, no llegan a su objetivo de conectarse antes de 2020.
En definitiva, los propietarios del suelo quieren volver a hacerse ricos con el sector renovable. La especulación del suelo es algo intrínseco en España y ya se sabe que aquí el que no corre, vuela.
Alberto
11/07/2018