En junio de 2014, Xi Jinping pidió "una revolución en la producción y consumo de energía". Y no se trataba de un capricho, sino de una auténtica necesidad. Si China quiere alcanzar los objetivos de reducción de emisiones plasmados en el acuerdo del clima de París que acaba de ratificar, necesita hacer una transición agresiva que le aleje de la economía basada en los combustibles fósiles en que se halla inmersa.
El país tiene demasiados títulos indeseables en un mundo poco comprometido con su dieta de combustibles fósiles: China es el mayor emisor de carbono del mundo, el mayor consumidor de carbón, y el mayor importador neto de petróleo. Pero la llamada a una revolución llega en un momento difícil para China que, entre 2010 y 2030, tendrá que reducir sus emisiones, hacer una transición de casi toda la población del mundo rural a la vida urbana, al tiempo que impulsa el crecimiento de su economía de acuerdo con sus objetivos de planificación.
El resultado de estos tres años de investigación se acaba de recoger en el informe _Reinventar el Fuego: China, _que viene a ser una respuesta a la llamada del presidente Xi con una investigación detallada y científica que dibuja un camino revolucionario hacia un sistema energético sostenible y limpio. Esta publicación demuestra cómo China puede reducir sus emisiones de carbono en un 42% por debajo de los niveles de 2010 para el año 2050 y hacer crecer su economía un 600% al tiempo que ahorra 3,1 billones de dólares en las inversiones requeridas. Tres años de investigación llevada a cabo por 50 científicos que han trazado un camino cuyas principales conclusiones se pueden resumir en cinco puntos:
China puede alcanzar su punto máximo de emisiones de dióxido de carbono (CO2) en 2025.
China es el mayor emisor de carbono del mundo. Sin embargo, las emisiones de carbono per cápita siguen siendo bajas en comparación con las economías más desarrolladas, como EEUU. Esto significa que a medida que la economía de China crece, las emisiones de carbono podrían seguir aumentando. Alcanzar un máximo de emisiones de carbono es vital para que China pueda combatir el cambio climático.
El informe muestra un camino para que China disocie el crecimiento económico de las emisiones de carbono. China puede alcanzar su punto máximo de emisiones de hace 11 años, lo que supondría un nivel un 30% más bajo al del escenario de referencia. Para ello, China debe aprovechar y rentabilizar comercialmente la tecnología disponible ( el informe Reinventando el fuego: China no incluye ideas rebuscadas o tecnologías inmaduras, sino tecnologías actuales que tienen sentido comercial en estos momentos).
A medida que la economía de China creció a pasos agigantados en los últimos 35 años, lo hizo su consumo de energía. Evitar el crecimiento futuro del consumo de energía a niveles similares es un requisito previo para alcanzar un máximo de emisiones de carbono y poner al país en un camino de bajas emisiones de carbono. A pesar de que el país cuenta con vastos recursos de carbón, es un importador neto de petróleo y gas natural. La quema de combustibles sucios no sólo contamina el aire y el agua de China, sino que las importaciones de estos combustibles es un riesgo para la seguridad nacional.
El informe del RMI establece un camino para que China utilice la misma cantidad de energía en 2050 que en 2010, mientras su economía se multiplica por seis veces y proporciona un mejor nivel de vida a sus habitantes. Esto se logra mediante la reducción de la demanda de uso final en los tres sectores principales de la economía -la industria, la edificación y el transporte- y la aplicación de estrategias de desarrollo inteligente ya que el país se vuelve más rico y continúa su proceso de urbanización.
3) China puede aumentar significativamente el uso de la energía no fósil.
Frenar el crecimiento del consumo de energía es sólo el primer paso. El siguiente es aumentar drásticamente el uso de fuentes de energía no fósiles. China deberá sustituir la energía basada en combustibles fósiles por energías alternativas más limpias, como la eólica, la energía solar y la energía hidroeléctrica, transformando el mix eléctrico, que en 2010 cubría las tres cuartas partes de la demanda con combustibles fósiles, por uno que, en 2050, cubra el 82% de la demanda con fuentes no contaminantes.
A medida que la red eléctrica se alimente más de energía limpia, también tendrá más sentido para China electrificar su economía como un acelerador del proceso de descarbonización. Por ejemplo, una red más limpia, en la que los vehículos eléctricos fueran propulsados con energía eólica y solar en lugar de la gasolina, lo que facilitaría a China lograr sus objetivos en horas pico. Más allá de estos beneficios de la energía, este cambio tiene numerosos efectos adicionales y tangibles que no son valorados en el análisis de RMI, pero que vale la pena mencionar, como es el hecho de que no se han valorado los efectos positivos para la salud pública o el medio ambiente.
4) China puede reducir drásticamente su consumo de carbón.
En 2050, con la misma demanda de energía que en 2010, pero con una mayor cuota de energía no fósil, China puede abandonar gran parte del consumo de carbón que afecta a sus ciudades, ríos y cielos. Aunque el país cuenta con una gran cantidad de este combustible, el uso continuado de carbón pone a todo el mundo en peligro. El proceso de sustitución de combustibles sucios por otras fuentes más limpias permitirá a China usar un 60% menos de carbón en 2050 que en 2010. Como mayor usuario único de carbón del mundo, los recortes que China haga en el uso de carbón tienen un impacto sustancial en las emisiones mundiales. Del mismo modo, la demanda de petróleo, que creció en cifras de dos dígitos en los últimos decenios, será 22% menor en 2050 que en 2010 y la demanda de gas natural será igualmente un 61% inferior.
5) La transición de China hacia un modelo bajo en carbono se traducirá en un beneficio neto para la economía.
Los resultados establecidos anteriormente serían inalcanzables si no fueran prácticos, impulsados por la tecnología disponible actualmente en el mercado, y económicos. De hecho, los resultados del informe Reinventar el fuego: China, supondrán un impulso para la economía china, a la que proporcionará un ahorro neto de 3,1 billones de dólares entre 2010 y 2050. Pero para llegar a esa cifra, previamente se requiere una inversión inicial de 5,2 billones que, a final del periodo, se traduzca un ahorro de 8,3 billones de dólares.
Como resultado de los anuncios de ratificación realizados por China, EEUU y otros países, una ola de renovado optimismo contagia al mundo para unirse en la lucha contra el cambio climático. Pero, como dijo el presidente Xi en la cumbre, todos debemos pasar de las palabras a la acción. El informe del RMI proporciona una guía práctica con los pasos que China puede dar para luchar contra el cambio climático, al tiempo que estimula el crecimiento económico. La receta del RMI muestra cómo la eficiencia combinada con energías renovables es una ruta atractiva para comenzar hoy un camino digno de seguir no sólo para China, sino para todos los países comprometidos con el acuerdo del clima de París.
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