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Se han celebrado elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos. Tal y como preveían las encuestas de Advice Strategic Consultants, la victoria ha sido rotundamente republicana. Los conservadores tienen mayoría en el Senado y en la Cámara de Representantes. Han ganado numerosos puestos de gobernador. ¿Significa esto que Barack Obama está acabado como presidente?

En realidad no. Antes de las elecciones ya sabíamos por nuestros estudios que dos tercios de la ciudadanía no estaban de acuerdo con la dirección en que iba el país. A pesar de la recuperación económica y la creación de empleo, los norteamericanos sienten que la economía tiene efectos desiguales para unos y para otros. Como hace notar el premio nobel de Economía Joseph Stiglitz en “El precio de la desigualdad”, los muy ricos se hacen más ricos y la clase media ve reducido su poder adquisitivo en un 4% durante la presidencia de Obama.

La inflación está bajo control: en el 1,7%, por debajo del objetivo de la Reserva Federal, que es el 2%. Los precios de la energía tienen mucho que ver con este fenómeno. El petróleo está cada vez más barato: en Estados Unidos, el precio del barril de petróleo se ha reducido en un 40% en los últimos catorce meses. Esto tiene repercusiones electorales, también, porque el precio de la gasolina ha dejado de ser arma arrojadiza en las elecciones, como sí lo fue en 2007 y 2008.

Jorge Díaz Cardiel.

Estados Unidos –fuera de la OPEC, exceptuando a Arabia Saudí- se está convirtiendo en el primer productor de crudo del mundo. Además, su apuesta por el gas está rindiendo sus frutos, beneficiando a empresas españolas que, como Gas Natural Fenosa, triunfan en su estrategia de internacionalización en Estados Unidos.

¿Qué reflejo tendrán las elecciones en las fuentes de la energía? Los norteamericanos son amigos del petróleo y, cada vez más, del gas. Estados Unidos está consiguiendo la ansiada independencia energética que ya quiso Nixon en 1974. Las renovables, impulsadas por Barack Obama, también tienen su lugar, aunque no sea el esencial.

Las proyecciones oficiales de la Agencia Internacional de la Energía para Estados Unidos, muestran que las energías renovables totales, utilizadas para la generación de electricidad y calor crecerán un 2,2% en 2014. En cambio, la generación de energía hidroeléctrica convencional, se prevé que caiga un 4,2%, mientras que las energías renovables suben un 5,6%. La generación de renovables supera la energía hidroeléctrica sobre una base anual, por primera vez en 2014. En 2015, el consumo total de energías renovables de energía eléctrica y la generación de calor se incrementarán en un 4,6%, como resultado de un aumento del 4,3% en la energía hidroeléctrica, y un aumento del 4,7% en las energías renovables no impulsadas por agua.

Se prevé que la capacidad de energía eólica se incrementará en un 8,8% en 2014, y un 16,2% en 2015. La generación de electricidad a partir del viento contribuirá el 4,7% de la generación total de electricidad en 2015.

La Agencia Internacional de la Energía estima un fuerte crecimiento en la generación de electricidad solar, aunque la cantidad de generación de energía de este estilo sigue siendo una pequeña parte de la producción total de Estados Unidos, en torno al 0,6%, en 2015. La AIE espera que la capacidad de generación solar sea alrededor del doble, a finales de 2015; aproximadamente dos tercios de esta nueva capacidad se está construyendo en California. Sin embargo, el crecimiento de la capacidad fotovoltaica se espera que supere el crecimiento solar 2015, de acuerdo con la AIE.

Las renovables han tenido un impulso fuerte en Estados Unidos debido al plan de estímulo del presidente Obama, de febrero de 2009 (787.000 millones de dólares; un 10% dedicado a la energía). Supuso una fuerte renovación de la infraestructura energética norteamericana. El derrame de crudo de BP en el Golfo de México, en abril de 2010, llevó a la administración demócrata a apostar aún más por las energías renovables. Y, en el plan de lucha de Obama contra el cambio climático, con la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, se prevé incrementar aún más la inversión por las renovables.

Tan solo un gran interrogante surge en el camino. Los republicanos tienen fuertes vínculos con la industria del petróleo, en gran parte en manos privadas. El impulso por las renovables es, en gran medida, iniciativa gubernamental. De todos es sabido la poca querencia que los conservadores americanos tienen por la intervención estatal en la economía. Es previsible que los republicanos intenten dar un mayor peso a las fuentes tradicionales de energía versus las renovables. Tienen dos años para intentarlo, mientras el presidente Obama es débil, y hasta que se celebren nuevas elecciones presidenciales, en noviembre de 2016.

Jorge Díaz Cardiel, socio director de ADVICE Strategic Consultants. Autor de "Obama y el liderazgo pragmático", "La reinvención de Obama" y "Éxito con o sin crisis".

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