Movilidad

La normativa CAFE emisiones ya es una realidad y estas son sus consecuencias

Desde ayer la media de emisiones de cada fabricante se ha reducido en un 15% en comparación con el comienzo de la década. ¿Cómo afectará al sector? Te lo contamos

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Ha llegado el día. Tras semanas de advertencias y pese a la oposición tanto de patronales como de fabricantes del automóvil, ayer 1 de enero de 2025, festivo en la práctica totalidad del planeta salvo para las regulaciones, entró en vigor la normativa CAFE. Siglas que corresponden a las palabras en inglés ‘Emisiones de Combustible Medias Corporativas y que desde ya establece que la media de emisiones que debe cumplir cada fabricante en la Unión Europea en lo relativo a sus coches vendidos es de 93,6 gr/km.

Una reducción de nada menos que el 15% en comparación con los niveles de comienzos de esta década y que incurrirá en sanciones hasta de 95 euros por cada gramo excedido según la ley, lo que abre la puerta a multas multimillonarias contra las marcas automovilísticas que no consigan alcanzar los objetivos de ventas de vehículos 'cero emisiones' recogidos en el reglamento comunitario.

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Un límite que seguirá reduciéndose con el paso de los años, llegando hasta los 49,5 gr/km de la comienzos de la próxima década, sin olvidar que entre medias, en 2027 para ser más concretos, entrará en vigor la normativa Euro 7, con el ánimo de implementar en 2035 la prohibición de facto de las ventas de vehículos de combustión de gasolina y diésel.

Piden más tiempo

Los motores de combustión al uso reducirán sus ventasJaguar

Una medida que, como te llevamos contando tiempo, no ha sido bien recibida ni por los propios fabricantes, obvio, ni por las diversas patronales. En este caso, desde Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), piden que se cree claridad sobre el empleo y las inversiones para evitar daños a la competitividad de Europa, aunque reconocen que la industria de la automoción sigue comprometida con el objetivo de neutralidad climática de la UE para 2050, y con la transición hacia una movilidad de cero emisiones.

La patronal europea de automoción advierte de que, a diferencia de hace cuatro años, para cumplir con los objetivos más estrictos de reducción de CO2, esta vez es necesaria una interacción fluida de factores que están dentro y fuera del control directo de los fabricantes. En estos momentos, las ventas de vehículos eléctricos en Europa están estancadas sobre el 13% de la cuota de mercado, lo que implica estar 10 puntos porcentuales por debajo de los objetivos marcados inicialmente y que se convierten en una brecha demasiado grande.

Importantes multas

Para conseguir los objetivos se ha de vender un 10% más de eléctricos a nivele europeo. Volkswagen

Si nos centramos en el montante de las sanciones, estas varían según los analistas aunque la horquilla que se ha establecido para aquellas marcas que no consigan cumplirlas estará comprendida entre los 10.000 y los 16.000 millones de euros. Ya hay varias previsiones de qué marcas serán las que más multas tendrán que pagar, mientras que otras deberán comprar los conocidos como bonos de emisiones a fabricantes eléctricos, del estilo de Tesla, para que su media baje y la multa sea menor. Y es que la principal medida para lograrlo será vender más eléctricos, algo que no parece a día de hoy realizable, o en su defecto ajustar la cuenta con modelos híbridos e híbridos enchufables. Lo que es seguro es que los motores de combustión al uso están en la cuerda floja. Tanto es así que con los niveles actuales de ventas de vehículos eléctricos, los fabricantes tendrían que abandonar la producción de 2,5 millones de coches de combustión o enfrentarse a las multas previstas a partir de ahora por el Ejecutivo comunitario.

Sea como fuere, la industria alerta de que el sector corre el riesgo de perder hasta 16.000 millones de euros en capacidad de inversión, ya sea pagando multas, reduciendo la producción, asociándose con competidores extranjeros o vendiendo vehículos eléctricos con pérdidas como consecuencia de la aplicación de la normativa CAFE' Según informa Europa Press, a día de hoy, los miembros de la ACEA han comprometido 250.000 millones de euros para la transición a la movilidad eléctrica.

Europa no escucha

Desde Bruselas se mantienen firmes y cada vez más restrictivos.

Además de la negativa del sector, algunos países europeos han intentado sin éxito presionar a Bruselas para retrasar la aplicación de la normativa. Francia intentó crear una coalición de capitales contra el Ejecutivo comunitario de la alemana Úrsula Von der Leyen para evitar la aplicación de sanciones a los fabricantes. A principios de septiembre, Italia pidió a Bruselas una revisión exhaustiva de la normativa ante el temor de que la medida pueda provocar el colapso de la industria automovilística comunitaria. Al tiempo, Rumanía, bastión de Dacia (grupo Renault), sin coches eléctricos de batería en su catálogo, salvo el Spring (contacto) importado de China, considera que la hoja de electrificación europea es demasiado agresiva.

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