Flaquea la construcción del Nord Stream 2, el gasoducto que multiplicará por dos la capacidad de entrada del gas ruso a Europa, desde Víborg (Rusia) hasta Greifswald (Alemania), de los 27.500 millones de metros cúbicos de gas actuales hasta los 55.000 millones de metros cúbicos, pero todavía no se ha escrito la última palabra sobre su futuro.
La incertidumbre acaba de aparecer con la nueva **directiva europea sobre las reglas comunes para el mercado interior de gas natural, **que acaba de ser aprobada en el Parlamento Europeo y que pretende ****poner límites al poder de grandes empresas del gas tanto europeas como de terceros países, asegurando una mayor transparencia al tener que someterse a las reglas del mercado interior de la UE. Ahora las enmiendas pasarán a ser aprobadas por el Consejo de la UE a nivel ministerial.
Según expertos europeos, la Directiva no significa que se vaya a detener este proyecto, aunque el texto de las enmiendas a la legislación de la UE deja claro que tendrá un impacto significativo en él. Según el texto aprobado, las normas de la UE solo se aplicarán a la sección de Nord Stream 2 que está en el territorio y en las aguas territoriales de Alemania. Es allí donde el gasoducto está conectado al sistema de transmisión europeo de gas. Esto se debe a que Bruselas no puede extender la ley europea fuera del territorio de los países de la UE.
Y aunque los cambios de la Directiva de gas incluye a todos los gasoductos, actuales y futuros, hay dos tipos de excepciones. La primera exime a los gasoductos puestos en funcionamiento en el momento en que los cambios surtan efecto. Y se espera que sea en verano. En consecuencia, Nord Stream 1, puesto en marcha en 2011-2012, entraría dentro de la normativa, pero no Nord Stream 2, que es poco probable que se complete y que esté finalizado antes de este verano.
El segundo tipo de excepción se refiere a las nuevas infraestructuras. Su aplicación es posible solo bajo ciertas condiciones prescritas por la directiva que sigue vigente. Es decir, dice que la exclusión no debe dañar la competencia en el mercado en el que operará el nuevo gasoducto, o la seguridad del suministro dentro de la UE. Aún así, el eurodiputado alemán de Los Verdes, Reinhard Hans Bütikofer, cree que Nord Stream II no cumple las condiciones para que se le considere dentro de esas excepciones.
Para hacerlo, el Nord Stream 2 debe presentar una solicitud de exención, y lo debe presentar ante el regulador alemán, quien será el que decida si le corresponde esa excepción. Sin embargo, después los alemanes deberían notificar su decisión a la Comisión Europea, que es quien tiene la última autoridad para cambiar o cancelarla. Y esta decisión será legalmente vinculante para Alemania.
La posición de la Comisión Europea es que los gasoductos de terceros países deben seguir las mismas reglas que los gasoductos dentro de la UE. Estas normas deben garantizar la competencia y proteger los derechos de los consumidores y determinar también que si una empresa produce y vende combustible no puede transportar gas. Si la empresa que construye y operará Nord Stream 2 (que tiene el mismo nombre) es propiedad de Gazprom, no cumpliría con ese requisito.
Pero si se crea un operador independiente se saltaría esa norma. De hecho, el jefe adjunto de la Secretaría de la Comunidad Europea de la Energía, Dirk Buschle, ha dicho que lo que determinará el éxito del Nord Stream 2 es el tema del control. Si Gazprom controla al operador, la condición no se cumplirá y se paralizará el proyecto.
"Gazprom tendrá que renunciar a la propiedad del gasoducto al entrar en el territorio de la UE y abrir el uso de éste a terceros", ha explicado Florent Marcellesi, eurodiputado de EQUO en el grupo Verdes/ALE y vicepresidente de la Red Parlamentaria Europea para el Fomento de las Renovables (EUFORES), "las multinacionales del gas no pueden seguir por encima de la Ley. Tampoco las de países terceros. Nos alegramos pues de que por fin haya una Directiva que, como pedíamos Los Verdes, ponga límite a los privilegios de empresas como la rusa Gazprom, asegurando que el gasoducto Nord Stream 2 respete las reglas de nuestro mercado interior".
La lucha continúa porque el enviado ruso a la Unión Europea, Vladimir Chizhov, ha dicho que, pese a todo, la construcción de Nord Stream 2 continuará.
Acceso para terceros
Además del control, otro requisito es la provisión de acceso a la tubería a terceros. Esto es difícil de lograr en el caso de Nord Stream II, porque comienza en Rusia, donde Gazprom tiene una posición de monopolio. Es decir, si, por ejemplo, cualquier empresa de la UE quiere comprar gas en Asia Central, puede reservar formalmente parte de la capacidad del Nord Stream-2 para bombearlo. Pero solo lo conseguirá si Gazprom quiere transportar gas a través del territorio de la Federación Rusa.
¿Qué supone esto en la práctica? Que si Gazprom quiere aumentar las ventas de su gas a Europa debe aceptar que no podrá utilizar toda la capacidad de su segundo gasoducto a Alemania. Parte de su capacidad deberá mantenerse libre para otras empresas, y así el gasoducto podría ponerse en marcha. Si no lo hace, no tendría sentido seguir con su construcción.
Hay una regla más que se enfrenta directamente a los rusos. La de la transparencia. Como la directiva habla de la seguridad de los suministros, así como conocer las tarifas de transporte para no violar la competencia, estas tarifas no serán establecidas por el propietario de la tubería, sino por el regulador nacional. Si Berlín y Moscú acuerdan una metodología arancelaria común, se aplicará. Si no, el regulador alemán aplicará sus tarifas solo a la parte alemana de la tubería, algo complicado de entender.
Nadie puede predecir lo que sucederá con el "Nord Stream 2" tras esta directiva. Después de todo, es el negocio del propietario, es decir, de los rusos, así que serán ellos los que deberán decidir si aplicar todas las reglas en su totalidad, negociar con Alemania y la Comisión Europea o abandonar el nuevo gasoducto. Lo que sí se puede predecir son los conflictos que se generarán en las relaciones entre Rusia y Europa.
Una vez que la directiva sea aprobada por los ministros de la UE, se publicará en el Diario Oficial de la Unión Europea y entrará en vigor 20 días después. Los estados miembros tendrán nueve meses para que su legislación nacional se ajuste a esta directiva.
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