El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OEIA) anunció hoy que enviará varias misiones a Japón para supervisar la seguridad del vertido al Pacífico del agua contaminada y procesada de la planta nuclear de Fukushima Daiichi, previsto para 2023.
La OIEA, que esta semana ha realizado una visita preliminar sobre el terreno para analizar los preparativos del vertido, aspira de este modo a aportar "transparencia" sobre esta controvertida medida, según dijo este jueves en rueda de prensa la responsable de seguridad nuclear del organismo internacional, Lydie Evrard.
El agua marina que ha sido empleada para enfriar los accidentados reactores de Fukushima Daiichi será procesada para retirar todos los isótopos radiactivos salvo el tritio y diluida antes de ir a parar al Pacífico, y según el Ejecutivo nipón es tan segura que incluso cumpliría los estándares de agua potable de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta medida, no obstante, ha generado una fuerte oposición del colectivo de pescadores de Fukushima, que teme un mayor perjuicio sobre sus actividades económicas, además de suscitar airadas protestas de países vecinos como Corea del Sur y China.
La OIEA, que ya dio su beneplácito al plan anunciado el pasado abril y se ofreció a cooperar con las autoridades niponas, enviará varias delegaciones a Japón para ir monitorizando los pasos hasta que el vertido tenga lugar hacia la primavera de 2023.
El organismo internacional "emitirá un informe con los resultados de su evaluación" antes del vertido y basará sus análisis "en los máximos estándares de seguridad", afirmó Evrard en un encuentro virtual con los medios durante la visita preliminar de la OIEA, que tiene lugar entre el 6 y el 10 de este mes.
Evrard evitó pronunciarse sobre las quejas de Pekín y Seúl y de las comunidades locales de Fukushima, aunque señaló que entre el equipo de expertos internacionales que participará en los estudios habrá especialistas chinos y surcoreanos.
"Escucharemos diferentes inquietudes y las tendremos en cuenta", dijo Evrard, quien también subrayó que el principal objetivo de estas misiones de la OIEA es "crear una evaluación lo más completa posible de la seguridad" de la medida.
La vicedirectora general de la OIEA recordó que las descargas de agua al mar procedentes de centrales nucleares son una "práctica frecuente" por parte de otros países, aunque admitió que la presencia de tritio en el vertido previsto y el uso del agua para enfriar los reactores suponen una particularidad en el caso nipón.
China y Corea del Sur consideran que el agua procedente de Daiichi supondrá un riesgo para la salud humana y para el medio ambiente, y han protestado de forma oficial a Japón por sus planes, lo que ha empeorado aún más las frías relaciones bilaterales.
Japón ve en este vertido controlado un paso indispensable para avanzar en el proceso de desmantelamiento de la planta de Fukushima, una región que aún sufre las devastadoras consecuencias del accidente nuclear de 2011, entre ellas decenas de miles de personas todavía evacuadas o el hundimiento de la pesca y la agricultura locales.
Cesar electrico
11/09/2021