Arabia Saudí ha decretado la guerra contra el fracking de EEUU. El auge del petróleo no convencional ha hecho que la primera potencia económica del mundo baje notablemente sus importaciones de crudo desde Oriente Medio. Arabia Saudí dice que no está por la labor de perder la hegemonía y prefiere tirar los precios del crudo barato que destina a EEUU para frenar a la industria del_ shale oil_.
El presidente de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Abdalla Salem El-Badri, ha reconocido que la caída del precio del petróleo en los últimos meses es una estrategia para dejar fuera del mercado al crudo producido en EEUU a través del fracking.
Una estrategia que está desplomando el precio del crudo a niveles de hace tres años o más. Así, el barril de crudo Brent para entrega en diciembre cerró hoy en el mercado de futuros de Londres en 82,82 dólares, un 2,31 % menos que al término de la sesión anterior. Por su parte, el petróleo de Texas cayó hoy un 2% y terminó con un precio de 77,19 dólares el barril, en el nivel más bajo en tres años, después de haber alcanzado durante la jornada un descenso que llegó hasta el 3,7%. Teniendo en cuenta la jornada del lunes, el precio del barril de referencia en EEUU ha caído en 3,35 dólares.
La guerra de precios por parte de Arabia Saudí parece ir en serio. EEUU es uno de los principales mercados del gigante del petróleo de la OPEP y no quiere seguir perdiendo cuota en este país por culpa del_ shale oil_. "Si hay una guerra de precios global, podría ir el precio a 30 o 50 dólares el barril", afirmó a la cadena financiera CNBC, Tom Kloza, analista de petróleo de la firma Gasbuddy.
"El problema -añadió- es que si (los saudíes) continúan produciendo lo que han venido produciendo en los últimos dos meses, el mercado se encamina a encontrar problemas, y la presión a la baja va a ser más importante que la presión al alza".
Exceso de demanda
Los descensos que se han venido produciendo desde los máximos anuales de 102 dólares de fines de junio pasado, agudizados desde fines de septiembre, se deben a un exceso de oferta de los productores y una baja demanda de regiones como Europa y China.
Los analistas apuntan a la posibilidad de que se deba a un problema de exceso de suministros y no de una reducción drástica de la demanda debida a razones macroeconómicas, lo que tendría un impacto mayor en los mercados y en la economía global.
Hasta dónde
Los mercados esperan que la presión a la baja continúe en los próximos días. Pero lo que no se atreven a valorar es hasta dónde podría llegar a caer el precio del petróleo para que de verdad afecte a la industria del oro negro estadounidense.
Algunos expertos en el mercado energético norteamericano aseguran que de momento la industria del fracking puede sobrevivir con el barril a 80 dólares. Otra cosa es si el precio se desploma hasta los 50 ó 60 dólares.
El fracking tiene ciertas desventajas contra el petróleo como puede ser el coste de producción o el conseguir altas cantidades de crudo shale. Ahí el oro negro árabe sale ganando. Produce mucho más y a un coste muy bajo.
Fortaleza
Este ataque frontal contra el fracking demuestra que los países exportadores de petróleo siguen con la sartén cogida por el mango. Los países de la OPEP están dispuestos a lo que sea para no perder la hegemonía y harán lo que haga falta, aunque sea acumular millones de barriles en el desierto.
Los niveles de la guerra de precios se conocerán en la próxima reunión de la OPEP el próximo 27 de noviembre. aunque se ha especulado con la posibilidad de que se reúnan de urgencia por este conflicto, todo indica que esperarán a la sesión programada a finales de mes.
No solo contra el fracking
El experto en mercados energéticos, el español Daniel Lacalle, cree que los motivos de Arabia Saudí para bajar los precios no se quedan solo en el fracking. Lacalle cree que de esta manera la OPEP frena el auge de los vehículos eléctricos y con gas natural así como la proyección de las energías renovables, que podrían amenazar la hegemonía del oro negro. Incluso va más allá al afirmar que va contra Rusia, el principal productor de petróleo del mundo, que necesita mantener el precio del barril a más de 100 dólares para sufragar el enorme gasto militar.
Las que salen perjudicadas son las petroleras, que entran en fuertes pérdidas, y salen ganando industrias como las aerolíneas incluso las personas que comprarán la gasolina para sus vehículos más barata.
En definitiva, la guerra del petróleo contra el _fracking _está desatada. Ahora toca esperar para ver cuándo, quién y cómo se vuelve a atar la situación.
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