La venta de las renovables de Naturgy, mediante Global Power Generation (GPG), ha generado un intenso interés entre los principales actores del sector energético en Australia —y también del mundo—. Con ofertas indicativas no vinculantes presentadas por destacadas empresas locales, la operación ha atraído la atención de gigantes energéticos de renombre mundial.
Según fuentes cercanas al proceso, tal y como declara el medio australiano Financial Review, a finales de febrero se presentaron ofertas indicativas no vinculantes por parte de Igneo Infrastructure Partners y Octopus Investments Australia, sumándose así al interés ya manifestado y recogido por Morgan Stanley, entidad financiera que dirige la operación, por gigantes como TotalEnergies, Gentari (la división de renovables de Petronas) y el fondo de pensiones holandés APG.
Sin embargo, aún queda por ver si las ofertas se acercarán a las expectativas iniciales de valoración de la cartera, que se estima en 4.000 millones de dólares, ya que otros gigantes inicialmente interesados en la adquisición, como por ejemplo la energética española Iberdrola, Origin, Squadron Energy (de la que forma parte CWP Renewables) o el fondo —peso pesado— de pensiones CDPQ han optado por no participar en la subasta que se llevará a cabo en las próximas semanas.
La compañía que preside Francisco Reynés, contactada por El Periódico de la Energía, no ha querido hacer ningún tipo de declaración en relación a esta operación.
GPG Australia, participada al 75% por Naturgy y al 25% por Kuwait Investment Authority (KIA), posee una capacidad operativa de 400 megavatios (MW) en sus parques eólicos de Berry Bank y Crookwell. Además, se proyecta que para 2030 la cartera alcance unos 2 gigavatios (GW) en energía eólica y solar fotovoltaica cada uno, así como 700 MW en sistemas de almacenamiento de energía en baterías.
Junta de accionistas y proyecto Géminis
La energética afronta además en el día de hoy una Junta General de Accionistas que llega con el proyecto de escisión en dos de la compañía, llamado Géminis, parado y sin perspectivas de avances, pero con la inversión, enfocada principalmente en las renovables, en niveles récord.
Dos años después del anuncio de que Naturgy se dividiría en dos compañías cotizadas, una centrada en las infraestructuras reguladas (transporte y distribución de energía) y otra en los negocios liberalizados, entre ellos el de renovables, el proyecto Géminis, que la vicepresidenta Teresa Ribera ha tildado en varias ocasiones de 'inoportuno', sigue encallado.
La Junta, que se celebra en Madrid, se presenta sin grandes novedades, más allá de la aprobación de las cuentas de 2023, que se saldaron con ganas de 1.986 millones de euros, si bien la evolución en bolsa de la compañía no es positiva en este arranque del año, en el que acumula una caída superior al 20%, y la aprobación de un dividendo complementario de 0,40 euros por acción, con lo que se complementarán así los 1,40 euros por título prometidos.
Entrada de Blackrock
En el plano interno, una vez descartada la opción de nombrar a un consejero delegado, la principal novedad de los últimos meses ha sido la compra, por parte de Blackrock, de GIP por unos 12.500 millones de dólares.
Esa operación, anunciada a mediados de enero, implica que Blackrock se suma al grupo de accionistas de referencia de la compañía, ya que es propietario indirecto de un 20,6% de Naturgy —que es el porcentaje actual en posesión de GIP— y además ostenta un 0,92% del capital de forma directa.
Reynés aseguró a finales de febrero que no le correspondía valorar operaciones que impliquen a accionistas de Naturgy, pero que está previsto que la gestión de los activos de infraestructuras siga recayendo en sus socios de GIP, que ya están presentes en el consejo de la energética.
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