Los riesgos físicos relacionados con el cambio climáticos se concentran de manera desigual entre países y sectores en el Viejo Continente en ausencia de una transición climática, según ha advertido la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, en referencia a los resultados preliminares del examen de resistencia al riesgo climático que está llevando a cabo la institución para evaluar su impacto en el sector bancario en un horizonte de 30 años.
"Los resultados preliminares del mapeo de los patrones climáticos con la ubicación de los activos físicos de las firmas muestran que, en ausencia de una transición, los riesgos físicos en Europa se concentran de manera desigual entre países y sectores de la economía", ha señalado la banquera central.
En este sentido, la presidenta del BCE ha recordado que la institución ha solicitado que los bancos realicen una autoevaluación del riesgo climático y elaboren planes de acción, que comenzará a valorar este año, mientras que en 2022 llevará a cabo "una prueba de estrés climático a nivel bancario".
Asimismo, Lagarde ha destacado la creación por parte del BCE de un centro de cambio climático en el que se agruparán los trabajos de las diferentes partes del banco sobre esta cuestión.
El centro de cambio climático, en funcionamiento desde principios de 2021, contará con una decena de empleados y se encargará de dar forma y dirigir la agenda climática del BCE a nivel interno y externo. Sus actividades se organizarán en líneas de trabajo, que van desde la política monetaria hasta las funciones prudenciales.
De este modo, y sin perjuicio del objetivo principal de estabilidad de precios, el BCE está evaluando cómo puede contribuir a respaldar las políticas económicas de la UE, que ha dado prioridad a la lucha contra el cambio climático.
"Los bancos centrales no son los principales actores cuando se trata de prevenir el calentamiento global (...) Pero el hecho de que no estemos en el asiento del conductor no significa que simplemente podamos ignorar el cambio climático, o que no desempeñemos un papel en su lucha", ha defendido, subrayando que la transición a una economía neutral en carbono neutral "no es tanto un riesgo como una oportunidad".
A este respecto, ha reconocido que el papel activo del BCE en algunos mercados "puede influir en el desarrollo de ciertos segmentos del mercado", además de las medidas implementadas por la institución con respecto a sus fondos propios y fondos de pensiones, donde ha elevado el peso de los bonos verdes al 3,5% el año pasado y planea aumentarla aún más, ya que se espera que este mercado crezca en los próximos años.
Por otra parte, la presidenta del BCE ha expresado su deseo de ver avances es la información sobre la exposición a riesgos climáticos por parte de empresas individuales, ya que considera que la información sobre la sostenibilidad de los productos financieros, cuando está disponible, es inconsistente, en gran medida incomparable y, en ocasiones, poco fiable.
"Eso significa que los riesgos climáticos no tienen un precio adecuado y existe un riesgo sustancial de correcciones bruscas en el futuro", ha advertido, por lo que para que el mecanismo de precios funcione correctamente, permitiendo una asignación eficiente de recursos, ha pedido un cambio radical en la divulgación de datos relacionados con el clima utilizando definiciones estandarizadas y comúnmente acordadas.
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