El mercado energético ya está notando los efectos de las políticas internacionales en materia de descarbonización. Según el último informe de la AIE, World Energy Investment 2017, presentado en Enerclub por Alessandro Blasi, senior programme officer, la inversión total de energía en todo el mundo en 2016 se redujo por segundo año consecutivo, en esta ocasión un 12% en comparación con el año anterior, lo que significa en cifras que fue algo más de 1,7 billones de dólares, el 2,2% del PIB mundial.
Y dentro de este cómputo, la inversión en el sector de la electricidad superó las inversiones de petróleo, gas y carbón combinadas por primera vez en la historia. Sin embargo, el petróleo y el gas siguen representando dos quintos de la inversión global en el suministro de energía, a pesar de una caída del 38% en el gasto de capital en ese sector entre 2014 y 2016.
China se mantiene como primer destino de la inversión, con el 21% del total mundial, pero la composición de las inversiones en China ha cambiado. En 2016 se produjo un descenso del 25% en la puesta en marcha de nuevas centrales térmicas. Hoy en día, la inversión en energía en China está cada vez más impulsada por la oferta y las redes de bajo consumo de carbono y la eficiencia energética. Seguida y muy de lejos, están Estados Unidos, Europa, India, Rusia y Sudeste Asiático.
Pese a la disminución de la inversión en el sector del carbón, el gigante asiático sigue siendo el principal destino de la inversión en energía debido a la robustez de las energías renovables, las redes eléctricas y el gasto en eficiencia energética. No solo es el número uno en inversiones en energía solar, también es el número uno en la fabricación de baterías, superando a Tesla.
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