Este miércoles el Gobierno de Pedro Sánchez hacía oficial el nombramiento de Teresa Ribera como candidata para formar parte del nuevo gabinete de Ursula Von der Leyen al frente de la Comisión Europea.
El objetivo es alcanzar la vicepresidencia del Pacto Verde Europeo, un puesto desde el que dirigiría la política climática europea con las tres carteras, Acción climática, Energía y Medio Ambiente en su poder.
Este puesto fue clave en la anterior Comisión Europea cuando se superó la crisis energética con el holandés Frans Timmermans al frente, puesto que luego ocupó de nuevo Maroš Šefčovič.
Y ahora es el turno de Teresa Ribera. En el caso de que finalmente no alcanzase dicho cargo de vicepresidenta, la española lucharía por hacerse con el departamento de Acción Climática, hasta ahora en manos del holandés Wopke Hoekstra, ex CEO de Shell; o el de Energía, Kadri Simson.
En ambos casos, Ribera tendría un papel primordial ya que uno es convertirse en el embajador climático europeo, y otro dirigir la política energética europea, con todo lo que ello conlleva.
Perfil adecuado
Es por ello que Ribera tiene el perfil adecuado para cualquiera de los tres puestos mencionados (vicepresidencia o comisarías). Aunque seguramente le tratarán de recordar su pasado en el proceso de selección de candidatos, Ribera tiene una baza, un as guardado en la manga, que no es otro que las Conferencias de las Partes (COP) sobre el Clima en las que se ha erigido como una de las mayores protagonistas con sus recientes éxitos en los acuerdos obtenidos en las últimas reuniones.
Las COP se han convertido en el gran escaparate para relanzar la imagen de Teresa Ribera como uno de los mayores activos europeos en la lucha contra el cambio climático.
Por ejemplo, en la COP28 dirigió las negociaciones en el equipo europeo junto a Hoekstra por una simple razón, porque es la política europea que mejor conoce las COP. Ha estado en casi todas y con un papel protagonista en casi todas ellas. Y eso no es fácil.
Miguel
30/08/2024