Renovables

Las palas eólicas se pueden reciclar y convertir incluso en dulces y pañales

Los investigadores de la Universidad Estatal de Michigan desarrollaron un tipo de resina termoplástica compuesta que puede disolverse al final de su ciclo de uso

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Los científicos de la Universidad Estatal de Michigan dicen que han encontrado una forma de reciclar las palas de las turbinas eólicas y convertirlas en ositos de goma, pañales y otros artículos cotidianos.

Las palas de fibra de vidrio de una turbina eólica son difíciles de reutilizar, y muchas terminan en vertederos al final de su ciclo de vida, lo que lleva a esfuerzos concertados para encontrar formas de reciclarlas.

Pero los científicos del estado de Michigan dicen que han creado un nuevo tipo de resina de turbina que se puede refundir continuamente en nuevas palas u otros materiales, como plástico, luces traseras de automóviles, encimeras de cocina e incluso pañales y dulces.

Los investigadores desarrollaron un tipo de resina termoplástica compuesta que puede disolverse al final de su ciclo de uso y "usarse una y otra vez en un ciclo infinito", según John Dorgan, PhD, investigador de la Universidad Estatal de Michigan.

Nueva resina

Dorgan, que presenta el trabajo en la Reunión de la Sociedad Química Estadounidense de 2022, dice que la nueva resina era lo suficientemente fuerte y duradera como para usarse en turbinas y automóviles, pero que también podría aplicarse a una variedad de otros artículos cotidianos.

Después de combinar la resina con diferentes tipos de minerales, los investigadores produjeron una piedra cultivada que podría usarse en cocinas y baños. El equipo también pudo producir un compuesto apto para uso alimentario a partir de la resina disuelta que, una vez purificada, puede utilizarse en bebidas deportivas y dulces. “Recuperamos lactato de potasio de calidad alimentaria y lo usamos para hacer dulces de ositos de goma, que yo comí”, dice Dorgan.

Aquellos preocupados por la posibilidad de comer un dulce procedente de la pala de una turbina no deben preocuparse. “Un átomo de carbono derivado de una planta, como el maíz o la hierba, no es diferente de un átomo de carbono procedente de un combustible fósil”, dice Dorgan. “Todo es parte del ciclo global del carbono, y hemos demostrado que podemos pasar de la biomasa en el campo a materiales plásticos duraderos y volver a los alimentos”.

La investigación puede ayudar a abordar el persistente problema de desperdicio de una economía basada en energías renovables, en medio de proyecciones globales de que 40 millones de toneladas de desechos de palas eólicas podrían terminar en vertederos a mediados de siglo.

“La belleza de nuestro sistema de resina es que al final de su ciclo de uso, podemos disolverlo y eso lo libera de cualquier matriz en la que se encuentre para que pueda usarse una y otra vez”, dice Dorgan. Y concluye: “Ese es el objetivo de la economía circular”.

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