Los embalses, presas y obras de regulación fuera de servicio no merman la capacidad real de almacenamiento de agua, según asegura el Comité Nacional Español de Grandes Presas, que defiende la necesidad de invertir en su mejora y mantenimiento así como en aumentar la capacidad hidráulica porque aseguran que España sin estas infraestructuras es "más vulnerable en un escenario de cambio climático".
Así, el comité precisa que en España existen 1.225 grandes presas que regulan el 50% de los 56.000 hectómetros cúbicos de capacidad de almacenamiento.
Los expertos defienden la importancia de los embalses en la adaptación al cambio climático pero aseguran que la demolición de azudes en España no ha mermado la capacidad de almacenamiento de agua ni de la cantidad de agua en términos de disponibilidad. Y añaden que, aunque en las últimas décadas se han puesto fuera de servicio algunas presas o azudes, se trata de obras de reducido tamaño y que por diversas razones han perdido su uso.
En todo caso, advierten de que demoler o poner en fuera de servicio una presa relevante en términos de capacidad de regulación hidráulica conllevaría una modificación sustancial en su entorno socio-económico y ambiental, aunque sólo fuera por la pérdida de disponibilidad del recurso hidráulico.
El Comité de expertos en este tipo de energía explica también que España, por sus condiciones climáticas y orográficas, sufre una gran irregularidad en la distribución, tanto temporal como especial, de las precipitaciones, algo que da lugar a prolongados períodos de sequía en gran parte de su superficie. Cabe también destacar que la disponibilidad natural de agua en España con relación al total procedente de las precipitaciones es mucho menor que en países de nuestro entorno, ya que la regulación media en Europa es del 34%, frente al casi 8% de España.
Infraestructuras necesarias
De esta manera, el Comité Nacional Español defiende en su análisis que tanto presas como embalses son "absolutamente necesarias" por la carencia natural de agua, ya que el 80% del agua de consumo humano proviene de los embalses.
Considera también de este modo que las infraestructuras hidráulicas en España han facilitado dar respuesta a las demandas de la sociedad de agua de calidad para consumo humano, riego, generación de energía, y especialmente, obras que han servido para paliar sequías y para la prevención y defensa contra inundaciones.
En este contexto, aseguran que si los embalses no existieran, habrían frecuentemente restricciones de agua y se verían comprometidas tanto las demandas de consumo humano como de producción de alimentos, entre otros usos.
Más embalses
No obstante, los expertos admiten que la capacidad de los embalses en explotación ha disminuido con el tiempo en torno a un 10% del volumen total de embalses por la acumulación gradual de sedimentos en estas infraestructuras, por lo que reclaman un mantenimiento en condiciones adecuadas, lo que requiere inversiones que garanticen su adecuado estado y funcionamiento, e inversiones que permitan adaptarlas a las crecientes exigencias en cuanto a seguridad pública.
Igualmente, añaden que construir una nueva no es una decisión coyuntural sino fruto de una planificación hidráulica integral, a medio y largo plazo, en la que se valoren todos los aspectos técnicos, ambientales, sociales y económicos, algo que se contiene en los planes hidrológicos de cuenca de las Confederaciones Hidrográficas.
El Comité insiste también en que los embalses "han sido, son y serán elementos clave" en la planificación y gestión hidráulica, "cuyas ventajas frente a otras soluciones, hay que poner en valor". En ese sentido, inciden que son esenciales para la adaptación al cambio climático y transición energética.
Por último, opinan que es "imprescindible" aumentar también la capacidad de almacenamiento de agua y energía que aportan las centrales hidráulicas reversibles para aumentar la disponibilidad de ambos recursos, integrar las energías renovables no gestionables y descarbonizar la economía.
Miguel
22/05/2023