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Sin embargo, doce meses después, la situación sigue siendo incierta, y es un hecho que las mejoras experimentadas tras la crisis del 2020 no han conllevado una disminución sostenida de las emisiones, compatible con el objetivo de calentamiento global de 1,5°C para 2100. Es la conclusión a la que ha llegado Capgemini en su informe anual Observatorio Mundial de los Mercados de la Energía (WEMO), que acaba de ser publicado, y en el que se reconoce la importancia de seguir desplegando tecnologías de baja emisión de carbono, así como la conveniencia de multiplicar el almacenamiento estacionario y la electrificación.

Los efectos de la pandemia sobre los mercados energéticos han sido especialmente notables, con una caída del 3,5% de la demanda energética en los países del G20, que han sido testigos de una disminución histórica de las emisiones de alrededor del 6%. Sin embargo, parece que hay claros indicios de recuperación, ya que las previsiones muestran un repunte de la demanda energética a lo largo de todo este 2021.

Aun teniendo en cuenta el desarrollo de las energías renovables, el mundo no está en camino de cumplir con los objetivos climáticos propuestos en el Acuerdo de París. Para dejar los “deberes hechos”, según la Agencia Internacional de la Energía, sería necesario multiplicar entre 5 y 10 las inversiones en tecnologías con bajas emisiones de carbono durante los próximos 20 años. Por tanto, los líderes mundiales están llamados a aprovechar esta recuperación económica progresiva para tomar medidas y poner el foco en una energía más limpia y sostenible. La urgencia es máxima, si nos atenemos a las predicciones de los científicos, ya deberíamos ver resultados en 2025-2030.

Entre los continuos avances de las tecnologías de baja emisión de carbono, existe un impulso específico para el hidrógeno verde, con un potencial de descarbonización de un 15% adicional de la economía mundial y, por tanto, el perfecto aliado para combatir el cambio climático. Así lo creen los mandatarios de la UE, que han incluido en sus paquetes de fondos reservados para la recuperación una partida destinada a la inversión en esta alternativa, cuyo rápido desarrollo es un reto para la generación de electricidad con bajas emisiones de carbono.

Todos estos movimientos han originado una mayor presión sobre las grandes petroleras para que cumplan con sus ambiciosos compromisos de neutralidad de carbono, lo que está haciendo que estas compañías estén acelerando su diversificación hacia la electricidad y las energías renovables. Mientras que las petroleras europeas son las más comprometidas en este contexto, la baja iniciativa de las estadounidenses señala que aún no están en la senda de las emisiones cero para el año 2050.

Las compañías que sí muestran su interés en alcanzar la meta sostenible y han anunciado importantes inversiones en generación de bajas emisiones de carbono, son las Utilities europeas y estadounidenses. Además, algunas de ellas, conscientes de la importancia del desafío que supone lograr un mundo más sostenible, se han convertido en grandes actores de las energías renovables, como Enel, Iberdrola, Orsted en Europa y NextEra en EE.UU., que también están aumentando sus inversiones en hidrógeno, movilidad eléctrica y almacenamiento de baterías.

En definitiva, se busca obtener resultados rápidos para la sostenibilidad y potenciar cada día más la industria de las energías renovables. Para ello, la alineación de todas las partes interesadas, ya sean públicas o privadas, es clave. Y el mensaje es claro: el momento de actuar contra el cambio climático es ahora.

Carlos González Baquero es responsable del sector de Energy & Utilities en Capgemini

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