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Los precios energéticos golpean duro a los hogares y a la economía de Polonia

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La crisis energética motivada por los altos precios del gas y otros combustibles golpea con dureza a Polonia y dispara la inflación en un país muy dependiente del carbón, que apunta a Rusia como culpable y mira a la Unión Europea como posible solución, pero también como parte del problema.

La inflación, que en diciembre de 2021 escaló por sexto mes consecutivo hasta situarse en el 8,6 %, es la peor de los últimos 20 años y obligó a las autoridades a anunciar reducciones en el IVA de los productos de primera necesidad - a cero en el caso de los productos de alimentación-.

Además, el Gobierno prepara un programa de ayudas a las familias por valor de 4.000 millones de zlotys (unos 880 millones de euros al cambio) para paliar el efecto de la subida de las facturas para los hogares.

Tomas Jelenski, de 54 años, vive con su familia cerca de Varsovia y lamenta que los pelets que utiliza para la estufa se hayan encarecido de 1.200 zlotys el pasado septiembre a 1.738 zlotys este enero (de 260 a 380 euros).

Según explica a EFE, quienes calientan su casa con gas o tienen pequeños negocios se enfrentan a una situación aún peor, ya que la factura del gas de las familias ha subido entre un 50% y un 60% de media.

"Eso es una tragedia ya que todo se encarece y todos deben subir sus precios," señala, y pronostica que, al no tener dinero, parte de la población se verá obligada a recurrir al carbón para calentar sus hogares, lo que empeorará aún más la contaminación del aire, ya de por sí catastrófica en Polonia.

"Yo tengo leña seca, pero la gente que tiene una calefacción vieja que funciona con carbón, la utilizarán. Nadie va a cambiarlas por un sistema moderno porque no tienen dinero. Calentarte con gas o electricidad es demasiado caro," sentencia.

PRECIOS RÉCORD IMPULSADOS POR MOSCÚ

Para Wojciech Jakobik, experto en el sector energético, la economía polaca se está recuperando del impacto de la pandemia de la covid, pero carece de la capacidad de cubrir sus necesidades de electricidad y gas natural.

En declaraciones a EFE, Jakobik responsabilizó del récord de precios que registra Europa al gigante ruso Gazprom, que según él limita intencionalmente el volumen de gas natural "como parte de la política rusa a largo plazo".

El objetivo de Moscú, según el analista, es forzar a la Unión Europea (UE) a transigir con el gasoducto Nord Stream 2, que, si su puesta en marcha es autorizada, transportará gas ruso a Europa Occidental sin pasar por Ucrania, e incrementar en última instancia la dependencia energética de Rusia.

Para Jakobik, una posible solución sería una mayor integración de las políticas climáticas y energéticas a nivel europeo, que haría de Polonia un actor con más peso en el mercado energético, y unas compras de gas "comunes" que podrían efectuarse obteniendo mejores condiciones de los principales suministradores.

UNA ECONOMÍA DEPENDIENTE DEL CARBÓN

Otro factor que repercute negativamente en el sector energético en Polonia, según el portavoz del Ministerio del Clima, Aleksander Brzozka, es la subida de precios de los derechos de emisión de CO2.

"En ciertas partes de Polonia tenemos alrededor del 70 % del total del sistema eléctrico dependiendo del carbón y, por lo tanto, el coste de las emisiones afecta en gran medida las facturas de los clientes finales," indicó en entrevista con EFE.

En este sentido, Brzozka se manifestó en contra de aumentar la cobertura del régimen de comercio de derechos de emisión de la Unión para que incluya también los sectores del transporte y la construcción, algo que calificó de "inaceptable" puesto que, según dijo, haría aumentar la pobreza energética.

Añadió que la transición energética hacia el cero en emisiones no debe basarse en este tipo de medidas, sino realizarse de una manera "planificada y justa" para no dañar "a los más débiles".

Con respecto al papel que puede desempeñar la UE para paliar los efectos de la crisis energética, Brzozka zanjó que "vemos partes positivas, pero por otra parte también vemos muchas amenazas”.

Un reportaje de Pablo González para la Agencia EFE.

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