Marruecos y Nigeria han dado esta semana un impulso a su gasoducto transafricano, un complejo megaproyecto que recorrería 7.000 kilómetros por las aguas de trece países africanos y llegaría luego a Europa.
Según los expertos, esta herramienta garantizaría la integración africana pero supone una difícil alternativa al gas ruso para Europa.
La compañía australiana WorleyParsons anunció que se encargará de la fase II de los estudios técnicos preliminares relacionados con este conducto marino, que movilizará según varias estimaciones entre 25.000 y 50.000 millones de dólares (23.000 y 47.000 millones de euros).
Con este contrato, ambos países retoman los primeros pasos del proyecto, anunciado en 2016 en Abuya por el rey Mohamed VI y el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, y gestionado por la Oficina Nacional de Hidrocarburos y de Minas de Marruecos (ONHYM), y la Corporación Nacional Nigeriana de Petróleo (NNPC).
El gaseoducto
El Banco Islámico de Desarrollo aprobó en diciembre pasado un presupuesto de 29,75 millones de dólares (28 millones de euros) para contribuir en la financiación de estos estudios, que dijo servirán para "tomar la decisión final de inversión en 2023 para la infraestructura del proyecto".
La institución bancaria subrayó entonces la importancia del gasoducto para promover el desarrollo económico y social de los países atravesados y para crear "un espacio energético común para la conectividad de los países miembros" del banco.
"(El gasoducto) será 'la' referencia de la cooperación sur-sur tanto a nivel económico como político", aseguró por su parte este jueves el periódico electrónico marroquí "Hespress.ma" (el más leído del país).
Para Francis Perrin, investigador en el centro de reflexión Policy Center for the New South, con sede en Rabat, estos estudios suponen una etapa habitual en todo gran proyecto energético.
"Esta etapa ilustra efectivamente la voluntad de Marruecos y de Nigeria de avanzar con este proyecto del gasoducto, aunque la voluntad del primero es más fuerte que el segundo", afirma a_ Efe_.
Un largo camino para Marruecos y Nigeria
Perrin cree que es "muy pronto" para hablar de las etapas siguientes del proyecto, y una vez llegado el momento "hay que examinar dos grandes cuestiones antes de la fase de construcción: los mercados y la financiación. El camino aún es largo".
Pese a las ventajas que ofrece, como Perrin varios expertos coinciden en el carácter "complejo" del proyecto, que difícilmente supondrá una alternativa del gas ruso para Europa por una cuestión de tiempo, ya que el proyecto tiene una viabilidad estimada en veinte años y la intención de los vecinos europeos es buscar fuentes de energía alternativas que les alejen de la dependencia del gas.
Además del coste y la búsqueda de las vías de financiación, hay que llegar a acuerdos con todos los países implicados: el gasoducto saldría de Nigeria y atravesaría las costas occidentales de once países (Benin, Togo, Gana, Costa de Marfil, Liberia, Sierra Leona, Guinea, Guinea Bissau, Gambia, Senegal y Mauritania) hasta Marruecos, y de allí se prevé que llegará a Cádiz en España.
Para el responsable del Programa de Clima y Energía del Real Instituto Elcano, Gonzalo Escribano, la Unión Europea está buscando reducir su dependencia al gas ruso frente a la invasión rusa a Ucrania y su impacto sobre el mercado, pero con alternativas a corto y medio plazo, como las unidades flotantes y los buques metaneros del gas natural licuado.
La política
El proyecto, según varios medios marroquíes, se ofrece también como alternativa al Gasoducto Magreb Europa (GME) que suministraba gas natural argelino a España a través del territorio marroquí, a cambio de lo cual Marruecos obtenía gas en especie para nutrir dos plantas de producción de electricidad.
Desde su cierre por parte de Argelia el pasado noviembre debido a la ruptura diplomática entre los dos vecinos del Magreb, Marruecos relanzó su estrategia energética para diversificar sus fuentes de suministro en un país que produce anualmente alrededor de 110 millones de metros cúbicos de gas natural, frente a una necesidad de supera los mil millones de metros cúbicos.
Más allá de ser una fuente de suministro energético, Escribano cree que el proyecto forma parte de "una política de gasoductos" donde el tubo transafricano se ofrece como competidor directo del transahariano (TSGP), otro proyecto que propuso Argelia de gasoducto por tierra de más de 4.000 kilómetros de longitud que le conectaría con Nigeria a través de Níger.
El pasado febrero el ministro argelino de Energía, Mohamed Arkab, firmó en Niamey con sus homólogos nigerino y nigeriano una hoja de ruta para acelerar el proyecto.
Escribano pone también en duda la viabilidad del tubo propuesto por Argelia por su carácter costoso, además del alto riesgo que supone la zona del Sahel que atravesaría, donde están muy activos grupos yihadistas leales a Al Qaeda o al Estado Islámico.
"Sobre los fundamentos económicos y consideraciones geopolíticas, creo que ninguno de los dos gasoductos se hará para abastecer Europa", concluye el analista.
Deja tu comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios