El Gobierno de Angela Merkel ha dado el visto bueno al nuevo impuesto al carbono para aquellas actividades que se quedaron fuera del sistema de derechos de emisiones de la Unión Europea como son el transporte y la calefacción.
De esta manera, a partir de 2021, los alemanes tendrán que pagar unos 25 euros por tonelada de CO2 equivalente procedente de sus consumos a la hora de transportarse o de calentarse la casa en el invierno.
Para hacerse una idea, estos 25 euros por tonelada serían aproximadamente, según los cálculos de la cancillería, unos siete céntimo por litro de gasolina. Según el ejecutivo germano, este impuesto al CO2 ayudaría a compensar los aumentos en el impuesto a la energía verde (EEG) del país, dijeron dijeron el ministro de Economía y Energía, Peter Altmaier, y la ministra de Medio Ambiente, Svenja Schulze.
En octubre pasado, Alemania decidió extender los precios del carbono al transporte y la calefacción, sectores no cubiertos por el Sistema de Comercio de Emisiones de la UE. Para comenzar, Alemania tenía pensado fijar el impuesto en unos 10 euros por tonelada, pero finalmente y tras una dura negociación en la cámara alta, el precio de apertura se va hasta los 25 €/t llegando a alcanzar los 55 €/t para 2025. Es decir más del doble en solo cuatro años.
A partir de 2026, las subastas reemplazarán el precio fijo dentro de un corredor de precios establecido entre 55-65 €/t, dijo el gobierno.
El impuesto elevaría los precios del diesel y el combustible de calefacción para los consumidores en 0,08 euros / litro y el gas natural en 5 euros / MWh para los consumidores finales, dijeron los ministros.
El gabinete también aprobó la regulación que verá los ingresos del flujo del impuesto al carbono en la cuenta EEG. Lo que se pretende es rebajar el coste de las ayudas a las renovables que se paga a través de la factura de la luz de los consumidores. Lo que te cobran de un lado para quitarte por otro con el objetivo de incentivar el abandono de combustibles fósiles.
Los cambios aún requieren la aprobación parlamentaria para ser aplicables para 2021 con el impuesto verde (EEG-Umlage) establecido a mediados de octubre.
"Las decisiones muestran que es posible combinar la protección del clima y la equidad social", dijo la ministra de Medio Ambiente, Svenja Schulze.
Los precios más altos de CO2 incentivarían las decisiones de compra de automóviles y sistemas de calefacción con los ingresos que regresen a los consumidores de energía a través de una tasa de EEG más baja o exenciones fiscales para viajeros.
Pero las cuentas no salen ya que este esquema de apoyo a la energía renovable se enfrenta a un déficit el próximo año después de que la generación récord de renovables y los precios más bajos del mercado recortaron el fondo en más de 4.000 millones de euros.
Esa tendencia continuará durante el verano, elevando el impuesto EEG para 2021 bruscamente, potencialmente agregando presión política a raíz de la crisis de la COVID y antes de las elecciones de 2021.
El año pasado, el impuesto se elevó un 5% a 67 €/MWh para 2020. La mayor empresa eléctrica de Alemania, E.ON, estima que podría elevarse por encima de 80 €/MWh el próximo año.
La cuenta paga más de 25.000 millones de euros cada año a más de 100 GW de plantas eólicas, solares y de biomasa, cerrando la brecha entre las tarifas de alimentación heredadas y los precios del mercado mayorista.
Por tanto, el consumidor alemán verá como de momento no podrá beneficiarse tanto como presume el Gobierno.
Miguel
22/05/2020