Greenpeace ha presentado su informe "Cambia la energía, no el clima" en Barcelona, coincidiendo con la llegada del Rainbow Warrior a España. En el informe se recogen los últimos récords que ha sufrido el planeta y nuestro país. Según señala, las olas de calor, los incendios graves de esta semana pasada y los embalses del país medio vacíos son solo la punta del iceberg de un cambio climático evidenciado por los registros de temperaturas globales, y que dos de cada tres toneladas de los gases de efecto invernadero causantes del cambio climático provienen del uso de combustibles fósiles para energía e industria.
Por eso, el informe recoge testimonios de expertos en energía, como Natalia Fabra, catedrática del Departamento de Economía de la Universidad Carlos III y miembro del Consejo Asesor para la Transición Ecológica, Assumpta Farrán, patrona de la Fundación Renovables, o Javier García Breva, experto en el sector energético y miembro del Consejo Editorial de El Periódico de la Energía. También de personas que ya están liderando esa lucha contra el cambio climático presentando un catálogo de alternativas energéticas para la ciudadanía. Este lanzamiento se produce al mismo tiempo que el barco Rainbow Warrior inicia su recorrido por España, dentro de la campaña europea ‘En marcha por el clima’, para denunciar la emergencia climática que vivimos, pedir más ambición política y la democratización de la energía como respuesta a esa crisis.
El informe está repleto de testimonios de personas directamente implicadas en el conocimiento del cambio climático y en la respuesta ciudadana que ya se puede dar al mismo. En la rueda de prensa a bordo han participado, junto con representantes de la organización, la doctora en Físicas y meteoróloga Mar Gómez; la doctora en Biología Marga Gual; la integrante de _Fridays For Future _Aitana Ralda, la experta en energía Assumpta Farran y el alcalde de Albalat, pueblo valenciano que tiene en proyecto convertirse en 100% renovable.
También recoge los datos actuales sobre el cambio climático, incluido el récord de CO2 (en este mes de abril de 2019 la concentración media diaria de dióxido de carbono en la atmósfera en el conjunto del planeta alcanzó un nivel récord de 415 partes por millón, que no se alcanzaba desde hace 3 millones de años, es decir, antes de que el ser humano habitara la Tierra) y de temperaturas (los últimos cuatro años han sido los más cálidos registrados en la historia de la humanidad).
La última ola de calor que ha azotado España y Europa desde finales de junio es otro de los muchos ejemplos del desequilibrio de nuestro clima, ante el que es imperativo actuar. En España, hemos pulverizado récords de máximas mensuales en 33 observatorios de la red principal según la AEMET. Entre ellos Lleida, que durante junio alcanzó 41,9 ºC el día 27; 43,1 ºC el día 28; 43,4 ºC el día 29 y 41,2 ºC el día 30. Girona, Calamocha (Teruel) y otras muchas ciudades españolas también han batido records.
La misma ciudad de Barcelona sufría esta semana un episodio de alta contaminación, incrementado por la falta de lluvias. La misma que también agravaba el incendio que, muy cerca, en Tarragona destruía estos días 6.000 hectáreas de arbolado.
Son claros ejemplos del impacto de la emergencia climática a la que podemos enfrentarnos también la ciudadanía, que tiene un origen principal en el sistema energético. 2/3 de las emisiones totales de gases de efecto invernadero son debidas al CO2 emitido en la quema de combustibles fósiles y en procesos industriales, según el IPCC. Por eso, sin eliminar el uso de estos combustibles (carbón, petróleo y gas) será imposible poner freno al cambio climático.
Precisamente, la campaña En marcha por el clima pone el foco en la necesidad y oportunidad de ampliar la acción individual y colectiva, para que deje de ser mero espectador que paga las consecuencias y pase a ser protagonista de la transformación, aprovechando el marco legislativo más favorable al autoconsumosurgido de la nueva directiva europea de energías renovables.
Para ello, para facilitar opciones al alcance de cualquiera, la organización ha actualizado su web de Alternativas de energía ciudadana contra el cambio climático, duplicando los proyectos con los que podemos acelerar la transición energética, hacia un modelo energético 100% renovable, eficiente, justo y en manos de la gente. Los ejemplos que se recogen están clasificados bajo distintas modalidades: compra-venta directa de electricidad renovable entre particulares, financiación ciudadana de energías renovables (en propiedad compartida o en forma de préstamo o donaciones), autoconsumo compartido virtual y gestión de la demanda distribuida.
“La emergencia climática necesita una respuesta contundente para llevar las emisiones a cero lo antes posible y reducirlas en más de la mitad para 2030 en el caso de nuestro país. Eso implica un abandono acelerado del uso de combustibles fósiles”, ha declarado José Luis García Ortega, responsable del programa de cambio climático de Greenpeace España. “No podemos dejar la respuesta al cambio climático en manos de los mismos que han causado el problema. Queremos impulsar un mayor protagonismo de la ciudadanía para participar activamente en la aceleración de la transición energética, sea **produciendo, financiando, adquiriendo, compartiendo, autoconsumiendo, almacenando energía renovable o gestionando su consumo energético”.**
España es el país europeo en el que más crecieron las emisiones de efecto invernadero en términos absolutos desde 1990, pero también el que tiene las mejores condiciones para poder liderar la respuesta a través de las energías renovables y de la participación ciudadana, si eleva la ambición del actual borrador de Plan Nacional integrado de Energía y Clima. Según los estudios de Greenpeace, una de cada tres personas podría producir su propia electricidad de forma individual o colectiva con renovables en 2050.
Greenpeace propone cinco medidas prioritarias de respuesta a la crisis climática:
- Reducción de emisiones. La Unión Europea debe llevar sus emisiones netas a cero en 2040 y reducirlas en 2030 en un 65% respecto a 1990. España debe reducirlas al menos un 55%, no el exiguo 20% que propone actualmente.
- Transición acelerada a un sistema 100% renovable. Ya en 2030, la práctica totalidad de la electricidad que consumimos en España debería ser 100% renovable.
- Dejar de quemar carbón. En 2025, todas las centrales térmicas (y las nucleares) deben estar cerradas.
- Volantazo en el sector del transporte. A lo largo de la próxima década, debe quedar prohibida la venta de coches que usen gasoil o gasolina y favorecer su sustitución por un sistema de transporte inteligente y eficiente, con mucho mayor peso del transporte público y compartido y de los modos no motorizados y eléctricos.
- Marco jurídico estable. Debe aprobarse cuanto antes una Ley de Cambio Climático y Transición Energética contundente y elevar la ambición del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima.
Según María Prado, responsable de campaña de renovables y transición energética de Greenpeace España: “No disponemos de un planeta B. Esta debe ser la legislatura del cambio, pero una en la que pasemos a liderar la lucha contra el cambio climático y el nuevo gobierno español debe tener ésta como prioridad número uno. Es el momento de actuar. Ya no disponemos de más tiempo. Tenemos una oportunidad de oro para convertirnos en el referente en energías renovables que el mundo necesita.”
El Rainbow Warrior inició la campaña ‘En marcha por el clima’ en mayo en Rumanía, ha visitado Bulgaria, Grecia e Italia. Tras Barcelona, recalará en Málaga y Vigo.
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