El Tribunal Supremo de Nebraska ha aprobado la ruta a través del estado para la construcción del controvertido oleoducto Keystone XL, un proyecto de la empresa canadiense TransCanada para transportar unos 830.000 barriles diarios de crudo pesado desde las arenas bituminosas de Alberta a distintos lugares de Estados Unidos.
Grupos defensores del medio ambiente, dirigentes de las poblaciones indígenas y algunos terratenientes habían interpuesto querellas legales después de que la Comisión de Servicios Públicos de Nebraska (PSC, por sus siglas en inglés) aprobó en 2017 la ruta para el oleoducto, que desde marzo de ese año cuenta con el respaldo del presidente, Donald Trump.
El fallo de hoy representa una victoria para el proyecto de TransCanadá, valorado en unos 5.300 millones de dólares y que ha estado envuelto en demandas legales y estudios de impacto medioambiental desde que se presentó, en 2008.
Dos años atrás, tres de los miembros de PSC votaron a favor y dos en contra para aprobar una ruta distinta de la preferida por la compañía. Los demandantes argumentaron que la alternativa elegida se había aprobado sin haber sido sometida al escrutinio público y no se habían tenido en cuenta los comentarios a favor de la senda preferida por la empresa.
Ken Winston, un abogado que representó a más de un centenar de demandantes, recordó que "en el verano de 2017 hubo cuatro días de audiencias en la Comisión de Servicios Públicos y luego (se produjo) la apelación ante el Tribunal Supremo".
"Lo que la PSC hizo fue aprobar una ruta alternativa que no fue para la cual TransCanada presentó su solicitud. ¿Cómo se le puede dar permiso a alguien para algo que no solicitó?", agregó.
Winston, en declaraciones a los medios locales, dijo que el oleoducto en la ruta aprobada representa una amenaza para los recursos acuáticos, un peligro de contaminación de los suelos y un riesgo para especies amenazadas.
"Esto no es el final del camino", añadió. "Habrá más litigios".
Si se completa, el oleoducto Keystone transportará petróleo crudo pesado desde las arenas bituminosas de la provincia canadiense de Alberta, pasando por Montana, Dakota del Sur y Nebraska, donde conectará con una estación de bombeo existente en la ciudad de Steele City.
La tubería pasará luego por Kansas, Oklahoma y Texas para llegar a las refinerías de la costa del Golfo de México.
En 2015, bajo el Gobierno del presidente Barack Obama (2009-2017), el Departamento de Estado prohibió la construcción del oleoducto debido a su posible impacto medioambiental y al peligro de que, con su aprobación, el país perdiera su liderazgo en la lucha mundial contra el cambio climático.
Durante el proceso electoral de 2016, Trump hizo campaña entre los obreros del sector energético de Estados Unidos y cosechó gran cantidad de votos en las zonas mineras, que se sentían amenazadas por las regulaciones aprobadas por Obama para reducir las emisiones de carbono.
Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha impuesto una agenda de desregulación en materia medioambiental con la salida del Acuerdo del Clima de París de 2015, la ampliación de zonas para perforaciones petroleras o el fin a algunas protecciones sobre emisiones de efecto invernadero.
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