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Tom Sanzillo. IEEFA.

El contralor del estado de Nueva York, Thomas P. DiNapoli, dio un paso decisivo para poner fin a las inversiones en acciones de petróleo y gas de más riesgo — aquellas incapaces de salir de la producción de combustibles fósiles, o reticentes a hacerlo. Durante muchos años, las inversiones en combustibles fósiles han proporcionado una rentabilidad sólida, asegurando que el Fondo de Pensiones del Estado fuera solvente y se pudiera pagar a los jubilados. Pero los tiempos han cambiado. El sector energético solía alcanzar el 28% del S&P 500; hoy, tan sólo asciende a un 2.3%.

El plan del contralor de analizar sistemáticamente cada subsector de combustibles fósiles y evaluar el riesgo climático de cada uno supone un enfoque prudente que contribuirá a que se alcancen los objetivos financieros anuales del fondo. DiNapoli lleva mucho tiempo dialogando con compañías de combustibles fósiles. La mayoría de ellas hace oídos sordos a preocupaciones legítimas — el bajo rendimiento, la falta de visión y la hostilidad contra los impactos medioambientales y climáticos. DiNapoli está ofreciendo una oportunidad más a las compañías; si no pueden cumplir criterios de inversión sencillos y sólidos, serán pasados por alto por presentar un riesgo demasiado elevado. Si las compañías dan un giro y se adaptan, el fondo de Nueva York invertirá en ellos de nuevo.

El contralor gestiona un fondo de 226.000 millones de dólares ($226 billion), uno de los mayores del país. Satisface una necesidad local, pero las inversiones tienen un alcance global. DiNapoli está utilizando un prisma global para abrir diálogos con compañías de todo el espectro sobre la utilización de combustibles fósiles: ¿De dónde saca Google su electricidad? ¿Está prestando atención Coca-Cola a su consumo de plásticos? DiNapoli reconoce que todos estamos implicados en los temas de impacto climático, no sólo las compañías de combustibles fósiles.

¿Por qué está dando este paso DiNapoli? Durante la mayor parte de la última década, el sector del petróleo y gas ha permanecido a niveles muy bajos en el mercado bursátil. Se ha mantenido firmemente en último lugar en los últimos cuatro años. El precio del petróleo está por los suelos, y cualquier aumento será, muy probablemente, escaso. La compra y venta de activos para consolidar la industria está produciendo precios anémicos, y las perspectivas son negativas.

DiNapoli también se da cuenta de que el sector del petróleo y gas sale perdiendo en la reorganización competitiva que está ocurriendo en estos tiempos de cambios fundamentales en la economía. La energía eólica y la energía solar están reemplazando al carbón, y están empezando a adquirir participaciones de mercado de gas natural en el sector eléctrico. Actualmente, los vehículos eléctricos están absorbiendo cantidades significativas del capital de la industria del automóvil, y están incrementando modestamente su participación de mercado en todo el mundo; mientras, el reciclaje de plásticos y la prohibición de productos desechables de un solo uso van en aumento.

Las discusiones de normativa económica dirigidas por el gobernador del estado de Nueva York Andrew Cuomo están trazando un rumbo más responsable, medioambientalmente hablando—la prohibición del fracking, la reducción del uso de bolsas de plástico y papel, y el reciente rechazo del oleoducto fracturado de gas de Williams: todo apunta hacia nuevas realidades económicas. DiNapoli tiene que estar al día con las tendencias de mercado, incluyendo ésta.

Finalmente, como contralor del estado de Nueva York, DiNapoli tiene unas responsabilidades muy particulares. Es el único fideicomisario de los Fondos de Pensiones del Estado y es uno de los representantes del Sistema de Jubilación de Profesores del Estado de Nueva York, que asciende a 120.000 millones de dólares ($120 billion). Está en contacto con la senadora Liz Krueger, demócrata de Manhattan, que ha movilizado opiniones en la asamblea legislativa. DiNapoli ha colaborado con otros fondos de pensiones y con CERES, una potente coalición con sede en Massachusetts que está construyendo una economía sostenible. Jamás le ha cerrado la puerta a nadie, incluso cuando los desacuerdos de normativa han alcanzado el punto de ebullición.

Mientras el Acuerdo de París cumple 5 años, el contralor DiNapoli recuerda a los ciudadanos de Nueva York y a sus colegas del mundo de las inversiones institucionales que ha llegado el momento de responder a dos sencillas preguntas que formuló un filósofo judío hace dos mil años: “Si nosotros no lo hacemos, ¿quién lo hará? Y si no es ahora, ¿cuándo?”

Es probable que más fondos institucionales hagan lo propio.

Tom Sanzillo es el Director de Análisis Financiero de IEEFA (Financial Analysis at the Institute for Energy Economics and Financial Analysis), un grupo independiente de expertos en energía. Cuenta con 30 años de experiencia en el sector de las finanzas, tanto públicas como privadas, incluyendo como Primer Subcontralor del estado de Nueva York, donde supervisó un fondo de pensiones de 156.000 millones de dólares ($156 billion), así como 200.000 millones de dólares ($200 billion) en programas de bonos municipales.

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