La empresa danesa Orsted analiza iniciar acciones legales tras la orden del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de suspender temporalmente todos los proyectos eólicos marinos que se encuentran actualmente en construcción en el país. La decisión presidencial establece un freno de 90 días a las actividades mientras las autoridades federales revisan los permisos y autorizaciones concedidos, una medida que afecta a cinco parques eólicos marinos y que ha generado inquietud entre los principales desarrolladores del sector.
En un comunicado, Orsted afirmó que está evaluando “todas las opciones” para resolver la situación de la manera más rápida posible, en coordinación con sus socios. La compañía señaló que estas opciones incluyen conversaciones con la Oficina de Gestión de Energía Oceánica (BOEM, por sus siglas en inglés) y con otras agencias encargadas de los procesos de autorización, así como el análisis de la viabilidad de emprender procedimientos legales frente a la paralización de los proyectos.
La orden de la Casa Blanca impacta directamente en dos desarrollos estratégicos de Orsted. Se trata de Sunrise Wind, con una capacidad instalada de 924 megavatios, y Revolution Wind, de 704 megavatios. Este último se encontraba en una fase avanzada y tenía previsto comenzar a generar electricidad el próximo mes, según informó la propia empresa, lo que convierte la suspensión en un golpe relevante para sus planes operativos y financieros en el mercado estadounidense.
Evitar impactos
Orsted explicó que ambos parques están cumpliendo con la orden gubernamental y que ya se han iniciado los pasos necesarios para suspender las actividades de forma ordenada. La compañía subrayó que el proceso se está llevando a cabo con el objetivo de evitar impactos en la salud y la seguridad de los trabajadores, así como posibles daños al medio ambiente, mientras dure el periodo de revisión impuesto por el Gobierno.
La decisión de Trump se produce en un momento clave para el desarrollo de la energía eólica marina en Estados Unidos, un sector en el que empresas europeas como Orsted y Equinor han realizado inversiones millonarias en los últimos años.
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