Hace una semana que ya se preveían las consecuencia del coronavirus en los campos petrolíferos de esquisto en EEUU, y no han tardado mucho. Las compañías de fracking han entrado en pánico a medida que los precios del petróleo se desploman hasta mínimos que no se conocían desde hace dos décadas y deja de tener sentido abrir nuevos pozos.
Este negocio, que bombea agua, arena y productos químicos a los pozos para liberar el petróleo y el gas atrapados, fue el que ayudó en estos últimos años a convertir a Estados Unidos en el mayor productor de petróleo del mundo. El negocio fue despreciado por los ambientalistas y algunos políticos, que además pidieron que se prohibiera el fracking.
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Pero ahora, con los precios del petróleo cayendo por debajo del coste de producción, los productores de petróleo y gas están cancelando contratos y obligando a los proveedores a abandonar sus bombas gigantes y sus depósitos de productos químicos.
Según la información de la consultora Primary Vision, aproximadamente 31 empresas de fractura hidráulica, lo que representa el 11% de las que están operando actualmente, se desconectaron la semana pasada, y más del 40% de las 421 que operaron hace un año están olvidadas.
"El campo petrolero ha entrado en pánico", asegura Artem Abramov, jefe de investigación de petróleo y gas esquisto de la consultora Rystad Energy. El trabajo está cayendo a un ritmo mucho mayor que durante la recesión petrolera de 2014, y no solo es porque haya una crisis sanitaria, sino porque esta crisis sanitaria está provocando que los productores de petróleo y gas no tengan respaldo financiero.
"Muchas empresas están deteniendo toda actividad en este momento", añade Abramov.
En el principal campo de esquisto de EEUU, Rosehill Resources, está deteniendo todas las perforaciones y terminaciones de pozos. El rival Laredo Petroleum ha anunciado que el próximo mes detendrá las terminaciones para lo que queda de año, es decir, para los próximos ocho meses.
Las reducciones son más duras para los proveedores de fracking. FTS International planea reducir su plantilla en 159 trabajadores en el Pérmico después de haber contratado a 35 nuevos trabajadores a principios de marzo. ProPetro Holding Corp. ha dicho que no tenía trabajo para sus dos costosos equipos de 'fracks eléctricos' que comenzaron a construir el año pasado en Texas. De hecho, ya tuvo que recortar empleos la semana pasada.
Por su parte, la principal firma petrolera Schlumberger sigue los mismos pasos que sus compañeros. Ha advertido que acelerará una reestructuración de su negocio de fracking en América del Norte, una reorganización que incluye la inactividad de hasta el 50% de sus flotas.
"La alfombra se retiró de las bombas de presión para seguir extrayendo gas y petróleo esquisto en esta segunda mitad de marzo y ahora está a punto de desangrarse", indican los analistas de Tudor, Pickering, Holt & Co.
Y lo peor está aún por venir. La acumulación de pozos incompletos seguirá su senda ascendente, según Bernadette Johnson, vicepresidenta de Enverus. Aunque no todo está perdido, el sector podría reiniciar su actividad si los precios del petróleo repuntan y a unos niveles suficientes.
En Estados Unidos, a finales de febrero, se perforaron 7.637 pozos pero no se completaron, una comparativa que resulta preocupante si se observa que el mes anterior solo dejaron de hacerlo alrededor de 60, según la Administración de Información de Energía de EEUU.
Dr Francisco Javier Gómez Pinilla MD
07/04/2020