3 comentarios publicados La nueva propuesta de Real Decreto de autoconsumo que acaba de presentar el gobierno recupera muchas de las cosas que decayeron con la no convalidación del RDL 7/2025. Entre ellas, el aumento del radio del autoconsumo colectivo hasta 5 km para instalaciones con potencia inferior a 5 MW. Es una buena medida largamente demandada, pero sigue enfrentando una limitación: Solo aplica en instalaciones sobre cubierta o en suelo industrial, manteniéndose los 500 metros para instalaciones en suelo no urbanizable. Tampoco aplica a la generación eólica. Estas limitaciones no son menores y sería muy conveniente vencerlas, como intentaré justificar en este artículo.
España tiene una oportunidad fantástica de atraer inversiones gracias a nuestro potencial renovable y a la electricidad competitiva que ofrecen. Muchas grandes empresas electrointensivas están aprovechando esa ventaja mediante PPA’s, pero también con grandes plantas de autoconsumo unidas con línea directa a las instalaciones consumidoras. No hay una sola gran factoría que no esté instalando o al menos analizando la posibilidad de instalar autoconsumos industriales con conexión directa, y es normal: no solo es energía barata, lo es además sin peajes ni cargos.
Sin embargo, las pymes industriales españolas no lo tienen tan fácil. Pueden instalar autoconsumo en el tejado de sus naves, pero en muchas ocasiones la superficie de la que disponen es insuficiente, inadecuada o existen barreras para su instalación. Hacer un autoconsumo en suelo y con línea directa, a no ser que sea en una parcela contigua a la de la nave, puede resultar inviable para ellas por coste y esfuerzo relativo. Y, por supuesto, no pueden plantearse un autoconsumo eólico. Las pymes pueden beneficiarse del autoconsumo, pero se benefician menos que las grandes empresas electrointensivas. Esto es así y conviene reconocerlo.
Para muchas de estas pymes la solución podría ser acogerse a un autoconsumo colectivo que complementase o sustituyese a la instalación en tejado, sin embargo, el autoconsumo colectivo sigue limitado a instalaciones en tejado o suelo industrial. La experiencia nos dice que el suelo industrial es escaso, caro y generalmente inviable para hacer instalaciones grandes. Por otro lado, también se está demostrando muy difícil acceder a las grandes cubiertas de naves logísticas para hacer autoconsumos colectivos, generalmente por desinterés o rechazo del propietario. Las opciones actuales se están demostrando difícilmente escalables, y en suelo no urbanizable la distancia máxima se limita a 500 metros, resultando muy difícil poder hacer una instalación colectiva con esa distancia.
Múltiples posibilidades
Si pudiésemos desarrollar instalaciones de autoconsumo colectivo en suelo no urbanizable con el límite marcado de 5 MW y 5 kilómetros de distancia, la situación cambiaría radicalmente. Con esa distancia, las posibilidades de encontrar una parcela apta se multiplicarían por 100 respecto a los 500 metros actuales. Cerca de las zonas industriales existen multitud de parcelas de poco valor ambiental o agrícola, muchas de ellas baldías o degradadas, que serían perfectas para ubicar plantas de autoconsumo de pocas hectáreas que alimentasen las industrias del mismo municipio.
No debemos perder de vista que estamos hablando de un tamaño de instalación que muy difícilmente provoca rechazo social y que estaría destinada para alimentar los consumos del propio municipio, repercutiendo en su competitividad industrial y en la generación de puestos de trabajo. Podrían establecerse como infraestructura de atracción de empresas a los municipios y dotar de valor a las asociaciones y gestores de polígonos industriales. Permitiría el establecimiento de Comunidades Energética industriales, donde las empresas podrían entrar y salir de ese autoconsumo colectivo, superando las barreras económicas a la inversión que tienen muchas empresas que no están en situación pujante.
Con este cambio, las posibilidades se multiplicarían. En municipios pequeños, esas mismas instalaciones podrían servir a vecinos y a empresas del polígono industrial, sirviendo de política de reto demográfico. Hay actores en el territorio que ya están preparados para aprovechar algo así. Por ejemplo, la pionera en Comunidades Energéticas en España, Enercoop, se queja amargamente de que el autoconsumo colectivo no pueda aplicarse a más de 500 metros en suelo rústico.
Si no existiese esa restricción, Crevillent se consolidaría como una referencia en Europa de la mano de esta Cooperativa centenaria. En municipios con recurso eólico, los aerogeneradores colectivos comenzarían a ser una realidad. Creo que ya va siendo hora de ver en España aerogeneradores cerca de polígonos industriales, como pasa en muchos lugares de Europa (o en las Islas Canarias) donde su presencia está mucho más normalizada que en el país de las renovables.
Palanca de electrificación
Sé que existen reticencias a este planteamiento. Hay quien teme por la sostenibilidad financiera del sistema, por si acaba habiendo demasiada exención de peajes y cargos. Sin embargo, una de las cosas que nos demuestra la extensión del autoconsumo es que este se convierte en palanca de electrificación. Quien tiene un generoso sistema de autoconsumo en su casa tiende a adoptar la movilidad y la climatización eléctrica más fácilmente, lo que acaba aumentando su consumo eléctrico total y minimizando la reducción de su consumo de red.
Con las industrias, al menos con parte de ellas, sucedería lo mismo: electrificación de la demanda de calor, electrificación de flotas, puntos de recarga para empleados, etc. No perdamos de vista el efecto contagio que tiene este tipo de cosas: cuando una tecnología se comienza a adoptar intensamente, el mercado acaba orientándose a esa solución.
Esta medida tampoco sería capitalizada por los grandes actores del mercado como también se puede llegar a temer. De hecho, creo que sucedería lo contrario y que serían los actores acostumbrados a hacer plantas pequeñas de menos de 5 MW, más pegados al territorio, los que aprovecharían esta oportunidad. Además, se les ayudaría a adoptar un nuevo enfoque, más focalizado en el consumidor final y en las necesidades territoriales, ayudando a cientos de pymes dedicadas al sector renovable a una transición de modelo de negocio que se impone ante la caída de los precios solares capturados en el mercado mayorista.
Ayudar a las pymes
La propuesta de modificación del Real Decreto de autoconsumo es buena, pero no debemos conformarnos con lo bueno si podemos llegar a lo mejor. El 99,8% de las empresas españolas son pymes y, en un país donde nos vanagloriamos de la competitividad que ofrecen las renovables, deberíamos intentar ofrecerles las mismas ventajas que pueden obtener los grandes consumidores electrointensivos. El autoconsumo colectivo en suelo rústico es la única manera para poder conseguirlo. Si el desarrollo de la industria y la electrificación son dos de los pilares de nuestra política económica, debemos ser valientes a la hora de promoverla.
Alegaremos en el proceso de participación pública en este sentido para poder desarrollar todo este nuevo mundo de posibilidades. Si el Ministerio finalmente lo acepta, estoy seguro de que miles de municipios y cientos de miles de pymes lo agradecerán.
Pedro Fresco es director general de Avaesen.
Vicente
15/10/2025