Un año más, y ya van 39 de democracia, la energía queda en un tercer, por no decir quinto, plano. Este domingo se celebran unas elecciones vitales para el futuro del país. Supongo que todas lo serán, pero no sé por qué, en estas nos jugamos mucho. Hay que ir a votar y que salga lo mejor para todos. El caso es que la energía ha vuelto a pasar desapercibida en esta campaña electoral.
Algunos medios hemos puesto nuestro empeño en publicar los programas energéticos de los cuatro grandes partidos para que el lector conozca qué piensan hacer en materia energética si llegan al Gobierno. Todos y cada uno de ellos tienen más errores que aciertos, y ninguno se moja lo suficiente tanto técnica como financieramente hablando. Una pena.
Da la sensación de que la energía les importa bien poco. A decir verdad, no les ha importado nunca. Así nos ha ido. 40 años sin estrategia energética y cualquier país que quiera ser mínimamente serio tiene un plan, y en España somos el país de los parches, del oportunismo, del tapar agujeros a brochazo limpio. Y así no se puede seguir.
Acaso, ¿no es trágico que España tenga una de las electricidades más caras de Europa? ¿No es trágico que millones de españoles no puedan pagar la luz o calentarse la casa en invierno? ¿No es trágico que la industria de este país se deslocalice porque no puede afrontar los costes energéticos? ¿No es trágico que exista la mayor inseguridad jurídica de todo el planeta? ¿No es trágico que el consumidor haya sido siempre ninguneado? Así podría estar escribiendo siete párrafos más. La situación es tan penosa que no se entiende que se coja al toro por los cuernos.
Me decía un amigo un día que la energía no da votos. Y cuanta razón tenía. Los partidos políticos pasan de la energía. Es como si con ellos no fuera. A este amigo le respondí que el problema es tan gordo que prefieren no meterse en camisa de once varas porque no saben. Es desconocimiento del funcionamiento del sistema. Es cierto que no es fácil, es muy complejo, y por ello prefieren obviarlo, dejarlo pasar y no hablar de ello.
No lo vamos a negar porque lo hemos contado en este diario. Los cuatro candidatos a presidente del Gobierno han dicho alguna cosa, pero de refilón, casi de rebote, con más intención electoralista que por aportar ideas y cambios significativos. Están a otra cosa. Es la guerra por La Moncloa, por el poder, y ahí ni tú ni yo importamos mucho. El juego de tronos ha empezado y el capítulo final se acerca.
En los debates prácticamente no se ha hablado de energía. En el de los tres candidatos y Soraya ni una palabra. En el cara a cara se habló un poco. Rajoy volvió a atacar a las renovables con el mismo mensaje de siempre sobre las retribuciones de las instalaciones. Fue cuando Sánchez le echó en cara el decreto de Autoconsumo y el denominado impuesto al sol. Nada nuevo.
Lo último, el movimiento electoralista del Gobierno anunciando a bombo y platillo que la luz y el gas van a bajar en enero. Patético. ¿Por qué no hablan de lo que ha subido la luz en este 2015? Eso no interesa. Cuentan las cosas a medias y a eso se llama engañar. Engañar al votante, al ciudadano que acudirá a las urnas el próximo 20.
El PP ha preferido hablar más de lo que ha hecho en esta legislatura que lo que piensa hacer en los próximos cuatro años. ¿Por qué? La respuesta es muy fácil. No hay plan, ni estrategia, ni nada que se le parezca.
El PSOE ha presentado un programa que no sorprende. La memoria es muy corta, y más en elecciones. A ver si ahora el apagón nuclear es algo que le haya venido a la cabeza a Pedro Sánchez. Siempre lo ha dicho, y nunca lo ha cumplido. ¿Por qué? Otra respuesta fácil. Porque no se puede. Y no se puede porque las cuentas no salen. Y sobre las renovables, casi mejor ni hablar. Ahora resulta que son el partido que más las apoya después de haber hecho trizas al sector. Es lo que tiene cuando el PP las trizas las ha convertido en puré tras su continuo machaque. Ahora el PSOE parece el bueno de la película. Insisto, hay que tener memoria.
Un pequeño ejemplo de esta campaña electoral. Una de las medidas que ha anunciado a bombo y platillo es que derogará el decreto de autoconsumo. A la semana, Jordi Sevilla, niega la mayor. Como para fiarse.
Podemos ha sido el más claro de todos. Se puede estar a favor o en contra, pero es tal el cambio que propone que desde fuera se ve complicado que hagan todo lo que han dicho y anunciado en su programa. Solo hay que recordar a Pablo Iglesias hablando del mercado eléctrico y de que tiene que haber más mercado, mayor competencia. Pero, ¿no iba a nacionalizar las eléctricas? Las cosas inconsistentes se caen por su propio peso.
El programa suena muy bonito. Pero si luego no lo cumplen estaríamos ante otro partido más. Son medidas que en algunos casos rozan lo irracional, bastante populistas, que gustan a una buena mayoría de sus seguidores pero que técnicamente tienen poca cosa. Mucho ruido y pocas nueces.
Y Ciudadanos es el partido del sí pero no, del no pero sí. Un programa que no se moja, ni en nuclear ni con el carbón. Aunque luego llega Rivera para dejarlo claro. Estrategia clara de que la energía les importa bien poco.
Ni sumando sus propuestas se conseguiría lo necesario para este país. Señores políticos, lo primero es intentar aprobar un Pacto de Estado, que pasara quien pasara por La Moncloa se mantuviese la dirección, el camino a seguir. Si no se puede conseguir, por lo menos intentar aprobar una normativa que fijara el rumbo, la estrategia para los próximos 5-10 años.
Pero no interesa. Ahora toca votar. Difícil papeleta. El domingo conoceremos al vencedor o vencedores. Lo que deja claro la campaña es que gane quien gane, la energía seguirá en ese tercer plano y sin rumbo fijo. Luego nos quejaremos.
abcd
18/12/2015