Desde hace ya casi dos meses, la Unión Europea estableció una serie de aranceles temporales a los vehículos eléctricos chinos o fabricados en China, los mismos que pueden llegar a ser permanentes a partir de noviembre si ambos gobiernos no llegan a un acuerdo. En aquel primer borrador, los tres fabricantes más afectados fueron SAIC, BYD y Geely a la que se unieron otros como CUPRA, MINI o Tesla por construir sus modelos en el gigante asiático. Recientemente, la Comisión ha rebajado estos aranceles para apaciguar los ánimos, siendo especialmente beneficiado Tesla, que ahora ha pasado de una tasa del 21 a otra del 9%. Pero en todo este clima de crispación a algunos nos ha surgido la duda de por qué SAIC Motor ha sido la más afectada por las tasas del ejecutivo europeo. Y es que de las tres marcas chinas, la que es propietaria de MG está sujeta al arancel máximo, dictado ahora en el 36,3% tras la bajada efectuada (en un inicio fue del 37,6%), al que se suma el 10% existente para todas las importaciones de China.
¿Por qué SAIC Motor tiene los aranceles más elevados?
La propietaria de MG se ha enfrentado, desde el inicio, a las tasas regulatorias más altas y ni siquiera la última rebaja le equipara con sus compatriotas. Estos son algunos de los motivos
Una cifra que contrasta, por ejemplo con el 17% de BYD o el 19,3% de Geely, ambas igualmente tras la última rebaja. En este sentido, el principal punto discordante de SAIC con sus dos compatriotas parece estar relacionado con los “distintos niveles de cooperación” que han ofrecido cada una ante la investigación abierta por la Comisión y en el que se incluía una parte exclusiva para la propia SAIC dentro de las 208 páginas de documento. De hecho, según apuntan, las respuestas del propio fabricante con sede en Shanghái fueron “altamente deficientes”.
Sin embargo, según ciertas declaraciones de representantes de la marca que recogen desde Bloomberg y que han pedido no ser identificadas por tratarse de información confidencial, el motivo que dan es que SAIC se mostraba especialmente preocupada por la seguridad de sus datos añadiendo que, además, no tenían acceso a toda la información proveniente de sus proveedores. En cambio, en una declaración realizada en redes sociales durante el pasado mes de julio, el fabricante chino se quejó de que la Unión Europea les había solicitado ciertas informaciones comerciales de corte confidencial que, además, estaban fuera del alcance de la investigación, como que les proporcionaran la química que emplea en sus baterías.
La negativa a algunas a la entrega de algunas informaciones unida a la escasa respuesta de SAIC contrasta, por ejemplo, con toda la que facilitaron tanto BYD como Geely, que han contratado los servicios de varios bufetes de abogados internacionales para llevar a cabo una recopilación de datos exhaustiva. Esto no hace sino demostrar que pese a que las marcas provenientes del gigante asiático están copando cada vez más el mercado del Viejo Continente, no están mostrando la misma destreza a la hora de abordar con delicadeza las negociaciones con los gobernantes europeos. Dado que no es útil ni práctico que la expansión eléctrica de este tipo de marcas se detenga en la Unión Europea, sería más rentable que hubiera un mejor compromiso por las dos partes.
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