El desplome del crudo ruso Urals, que se vende actualmente a un precio promedio de 46,82 dólares por barril, un 22 % por debajo del tope impuesto por Occidente en diciembre, amenaza con hacer un agujero en el presupuesto de Rusia para este año.
Y es que las cuentas del Estado ruso para 2023, que ya contemplan un déficit de 2,9 billones de rublos (unos 42.000 millones de dólares), equivalentes al 2 % de su PIB, han sido calculadas con un precio promedio de 70,1 dólares por barril de Urals.
Las sanciones contra Rusia
**El embargo occidental al petróleo ruso y la imposición a este de un precio tope de 60 dólares por barril al crudo suministrado por mar es la causa de la depreciación del oro negro de Moscú.
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El objetivo de Occidente es precisamente reducir los ingresos del Kremlin para financiar la guerra en Ucrania.
Actualmente el Urals se negocia por debajo de ese techo, con un descuento de entre 30 y 40 dólares respecto al valor del Brent, de referencia en Europa.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, respondió prohibiendo la venta de petróleo a los países que se adhieran al precio tope y pronosticó que el embargo al crudo ruso dispararía los precios en los mercados mundiales, algo que no se ha producido.
Las dificultades
"Los grandes descuentos son resultado del aumento de los precios del flete, que han subido mucho debido a los riesgos de posibles sanciones que afrontan los transportistas y contrapartes por no establecer (en el contrato) el precio tope. Ese es el principal problema", explicó el viceprimer ministro ruso Alexander Novak.
La prohibición de Putin puso a los compradores -encabezados por China y la India- en la disyuntiva de no incluir el precio techo en los contratos o de arriesgarse a ser sancionados.
Las autoridades rusas esperan este año que los sectores del gas y el petróleo aporten al presupuesto federal 8 billones de rublos o unos 117.000 millones de dólares, que constituyen el 30 % de la partida de ingresos.
"Pero para ello el precio promedio del petróleo ruso debe ser de 70,1 dólares por barril y el nivel de las extracciones debe mantenerse en cerca de 10 millones de barriles diarios", explicó a EFE el experto en el sector gasístico-petrolero ruso Mijaíl Krutijin.
Según el experto, es muy poco probable que se cumplan esas condiciones, por lo que consideró que el déficit presupuestario será bastante superior al 2 % calculado por el Gobierno.
Las exportaciones de Rusia
A las actuales dificultades de Rusia se sumarán pronto nuevas restricciones: un embargo y precios tope -aún por precisar- que impondrá Occidente a los productos rusos derivados del petróleo transportados por mar a partir del 5 de febrero próximo.
Ello provocará una merma todavía más pronunciada de los ingresos del Estado ruso.
"Redirigir de Europa a Asia los suministros de derivados de petróleo será muy difícil. Los países asiáticos compran crudo para producir derivados en sus propias industrias", opinó Krutijin.
Agregó que "prácticamente no hay mercado para los productos petroleros rusos", situación que obligará a paralizar numerosas refinerías del país.
En todo caso, Rusia cuenta, además de un aumento de los impuestos, con otro recurso para taponar cualquier brecha presupuestaria sin recurrir al endeudamiento: el Fondo de Bienestar Nacional (FBN).
Se trata de una reserva que en diciembre de 2022 acumulaba 11,4 billones de rublos, unos 186.490 millones de dólares, o el equivalente al 8,5 % del PIB ruso.
El FBN, creado como un fondo de estabilización en 2004, acumula desde entonces los ingresos recibidos por la exportación de gas y petróleo que excedían los previstos por el Gobierno, que hasta ahora se ha mostrado extremadamente cauteloso en su uso.
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