El secretario de Comercio del Reino Unido, Jonathan Reynolds, no está dispuesto a seguir el ejemplo de la Unión Europea y Estados Unidos e imponer aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China aunque en las últimas horas ha dicho estar "vigilante" por si tuviera que modificar su hoja de ruta.
Tras una reunión con sus homólogos del resto de países del G7, Reynolds ha admitido haber discutido con el resto de políticos europeos la decisión comunitaria de implementar estas trabas comerciales como una estrategia para contrarrestar los subsidios "injustos" que el Gobierno de Xi Jinping ofrece a los fabricantes para la producción de vehículos eléctricos.
"No descarto nada, pero si tienes una industria muy orientada a la exportación, la decisión que tomes tiene que ser la correcta para ese sector", ha comentado el representante comercial del Ejecutivo laborista de Keir Starmer.
Aranceles a los eléctricos de China
Por el momento, los fabricantes de vehículos británicos no han pedido al Gobierno de manera formal que inicie una investigación sobre las importaciones de vehículos eléctricos, un paso necesario para que Londres arranque con sus pesquisas.
El mercado automovilístico del Reino Unido depende, en gran medida, de sus exportaciones. En 2023 el país envió hasta 700.000 coches al resto del mundo, incluidos algunos modelos de Nissan, Mini (grupo BMW) y Jaguar Land Rover.
De todos los vehículos exportados, apenas un 7% se destinaron al mercado chino, mientras que el 60% de las unidades producidas en suelo británico tuvieron como destino diferentes países de la Unión Europea, según datos de la Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Automóviles (SMMT, por sus siglas en inglés).
Reino Unido cuenta, por lo tanto, con una exposición menor que otros países como Alemania donde la mayor parte de su producción de vehículos tiene como destino de ventas el mercado chino.
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