Repsol entra de lleno en el negocio de la luz y el gas en España. La petrolera destinará 2.500 millones de euros en su nuevo plan estratégico a 2020 para impulsar su crecimiento en negocios energéticos de bajas emisiones de CO2 y consolidarse así de cara al largo plazo en el comercio minorista de gas y electricidad, así como de generación eléctrica.
En concreto, a pesar de que esta actualización de su 'hoja de ruta' llega hasta 2020, el grupo dirigido por Josu Jon Imaz mira más allá y prevé que con esta inversión podrá alcanzar en el horizonte de 2025 los 2,5 millones de clientes minoristas de gas y electricidad en España, con una cuota superior al 5%, y una capacidad de generación baja en emisiones de 4.500 megavatios (MW).
Por tanto, Repsol entra de lleno en el negocio de las utilities y competirá de tú a tú con Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa y Cepsa.
Repsol se ha fijado esta 'hoja de ruta' para la transición energética en la que contempla objetivos ambiciosos en cuanto a su participación en el mercado basado en el desarrollo del gas y la generación baja en emisiones. En el caso del mercado mayorista de gas estima alcanzar una cuota del 15% a 2025.
Según Josu Jon Imaz, 1.000 millones de los 2.500 millones irán destinados al negocio de retail, a la comercialización de electricidad y gas, y al negocio mayorista de gas, mientras que los 1.500 millones de euros restantes irán a generación.
El CEO de la compañía afirmó que no se comprarán activos en operación, sino que la compañía quiere "construir capacidades y generar valor" con su experiencia. Además, las adquisiciones que realice deberán tener un mínimo de un 10% de rentabilidad.
Negociaciones
Respecto a posibles negociaciones con Viesgo para la adquisición de activos, Imaz subrayó que la petrolera está hablando "con unas cuantas empresas" para poder construir este nuevo negocio, sobre el que mientras estuvo en Gas Natural Fenosa no se atrevió a dar ningún paso, pero que "ahora vamos a ir construyendo", avanzó.
No obstante, recalcó que el grupo no busca una gran adquisición, "de 1.000 millones de euros, sino de decenas o centenares". "En este sentido veremos si con todas las empresas de las que hablamos avanzan o se estancan. Y si no, pues avanzaremos por el camino orgánico puro y duro", dijo.
Repsol posee 600 MW de cogeneración en sus plantas industriales, pero quiere alcanzar los 4.500 MW de capacidad de generación a base de renovables y de ciclos combinados.
La adquisición de ciclos combinados de gas "puede tener todo el sentido", además de la generación renovable", ya que están con bajos precios en toda Europa, "menos de lo que se invirtió en ellos", y subrayó que el gas natural tendrá "un papel relevante" en la transición energética.
En definitiva, se ha salido de Gas Natural Fenosa para competir contra ella y convertirse en uno de los grandes actores del sector eléctrico y gasista.
La compañía prevé unas inversiones de 15.000 millones de euros a lo largo del periodo, de las cuales el 53%, unos 7.900 millones de euros, se destinarán a 'upstream' (exploración y producción) y el 45% restante, más de 7.000 millones de euros, a su negocio de 'downstream' (refino, química y marketing) y esos activos de baja emisión.
En el caso del 'upstream', alrededor del 60% de esta cantidad se destinará a proyectos de crecimiento y a exploración, para incrementar la producción y garantizar un nivel de reservas óptimo a medio y largo plazo, y se priorizarán los proyectos 'onshore' (en tierra) y en aguas someras.
Así, las principales inversiones se concentrarán en el crecimiento orgánico, en activos ya existentes, que no requieren de importantes desarrollos, son grandes generadores de caja y permitirán aumentar la producción a corto plazo, como Sagari (Perú), Marcellus, Eagle Ford y Buckskin (Estados Unidos), Yme (Noruega), Bunga Pakma y Kinabalu (Malasia), Corridor (Indonesia), NC-115 y NC-186 (Libia) y Reggane (Argelia).
En lo que respecta a la producción, prevé un aumento hasta los 750.000 barriles equivalentes de petróleo al día en 2020, frente a los 695.000 barriles de 2017, que se verá complementado por una activa gestión del portafolio, mediante la cual se sustituirán la producción de barriles por otros con mayor margen de beneficio.
Expansión internacional
Mientras, de estos 15.000 millones de inversión total, un total de 4.200 millones tendrán por foco proyectos de 'downstream', repartidos entre la expansión internacional de algunos de sus negocios y el mantenimiento y mejora de los activos clave que garantizan un desempeño excelente.
Esta expansión internacional incluye el negocio de estaciones de servicio, en mercados como México, donde Repsol ha abierto en tres meses 30 instalaciones, y Perú, país en el que la compañía ya dispone de casi 500 puntos de venta. En otros negocios, como lubricantes y Gases Licuados del Petróleo (GLP), donde Repsol es el primer operador en España, se impulsará el crecimiento en Asia y Sudamérica, en el primer caso; y en el sur de Francia y Marruecos, en el segundo.
Con todas estas iniciativas, Repsol estima que el flujo de caja operativo de 'downstream' aumentará en 700 millones de euros en 2020 en comparación con 2017, lo que supone un alza del 27% durante el período.
Recupera el euro por acción para 2020
En lo que respecta a la política de dividendo, el grupo refuerza su apuesta por seguir aumentando la retribución al accionista, hasta alcanzar un euro por acción en el año 2020, mediante la fórmula de 'scrip dividend', junto con un programa de recompra de títulos que evitará la dilución de quienes opten por cobrar en efectivo.
Como 'hoja de ruta' en la retribución al accionista, el grupo dibuja una media anualizada del 8%, hasta 0,95 euros por acción en 2019 y recuperar ese nivel de un euro en 2020 que la petrolera tuvo que revisar en 2016 para digerir la compra de la canadiense Talisman y por el entorno de precios bajos del crudo.
El grupo prevé que el plan estratégico 2018-2020 podrá autofinanciarse a 50 dólares/barril crudo Brent, un escenario especialmente conservador con el barril de crudo actualmente por encima de los 75 dólares y un precio en el que la compañía garantiza además el mantenimiento de una elevada flexibilidad financiera y de un nivel de deuda muy inferior a la media del sector.
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