La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha admitido que el paquete reglamentario para la aplicación concreta del Acuerdo de París contra el cambio climático acordado este sábado en la cumbre del clima de Katowice (Polonia) no ha logrado incorporar objetivos "más ambiciosos".
Ribera ha reconocido que "no ha sido posible" avanzar en los mecanismos de los mercados de carbono sobre la base de un sistema común de Naciones Unidas, además de que, teniendo en cuenta el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático, no se han incorporado metas "más ambiciosas".
No obstante, la ministra subrayó que el mensaje político derivado de esta reunión es "muy positivo", ya que supone la voluntad de seguir trabajando "de manera cooperativa" para dar respuesta a los "grandes retos globales" en un momento en el que la comunidad internacional "encuentra grandes dificultades" para avanzar en la agenda multilateral y cuando algunos líderes políticos "presumen de su falta de confianza y de su voluntad de ruptura" con respecto a la comunidad internacional.
Ribera ha destacado que lo más importante de este paquete reglamentario, el "corazón" del acuerdo, es que sienta las bases de cómo reportar y utilizar los sistemas de transparencia como herramienta fundamental para ganar confianza en la capacidad de actuación en materia de clima.
Entre el resto de medidas que la ministra ha subrayado se encuentran la manera en la que poder anticipar y hacer un seguimiento de la financiación; cuáles son las obligaciones que se asumen en materia de adaptación; de qué manera reflejar en las contribuciones nacionales un incremento de la ambición en materia de mitigación.
DOS "INTENSAS" SEMANAS DE NEGOCIACIÓN
Ribera ha encabezado la delegación española, elegida como facilitadora de unas negociaciones en las que han estado inmersos cerca de 200 países reunidos en la XXIV Conferencia de las Partes de Cambio Climático (COP24).
El presidente de la COP24 y secretario de Estado del Ministerio de Medio Ambiente polaco, Michal Kurtyka, ha destacado que el acuerdo es consecuencia de tres años de trabajo y 200 países sentados en una misma sala, "una tarea que no ha sido fácil", hasta lograr un acuerdo "tan concreto y técnico". "En estas circunstancias cada paso adelante es un gran logro", ha apostillado.
El acuerdo es el resultado de dos semanas de intensas negociaciones para pactar una normativa que desarrolle en detalle el acuerdo global que se alcanzó en la capital gala en 2015 con el que se pretende limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 grados centígrados y que entrará en vigor en 2020.
El resultado es un 'libro de reglas' de 156 páginas que especifica los criterios para que cada país informe de los progresos en los compromisos de recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El texto ha sido ya criticado por algunos países y grupos ecologistas que consideran que no es lo suficientemente ambicioso. "La mayoría de la normativa para el Acuerdo de París ha sido creada, algo que debemos agradecer, pero el hecho de que haya países que hayan sido incluidos a rastras y gritando demuestra que no se han concienciado de la urgente necesidad", ha argumentado Mohamed Adow, portavoz de Christian Aid.
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