La agencia de calificación crediticia Standard & Poors (S&P) ha puesto en revisión negativa (CreditWatch) a las petroleras europeas Repsol, BP, Eni, Statoil y Total y ha rebajado un peldaño la nota de la deuda de Royal Dutch Shell, a causa de la caída del precio del petróleo.
Según ha informado la agencia en un comunicado, tras revisar sus previsiones sobre el precio del barril Brent, el crudo de referencia en el sector en Europa, ha decidido modificar la perspectiva de Repsol, aunque le mantiene la nota en BBB- (aprobado bajo).
No obstante, la agencia indica que Repsol podría seguir con la misma calificación si mantiene el nivel de determinados ratios, al tiempo que anuncia que se reunirá con la dirección de la petrolera para evaluar la situación del grupo una vez adquirida Talisman.
Asimismo, también indica que los negocios de refino y comercialización (downstream) pueden compensar la presión sobre los de exploración y producción (upstream), muy afectados por el desplome del crudo.
S&P ha revisado su escenario de precios y cree que el barril Brent estará en torno a 40 dólares este año, 45 dólares en 2017 y 50 dólares de 2018 en adelante, por lo que cree que las principales empresas de petróleo y gas estarán "probablemente" por debajo de su calificación actual.
En la misma línea que Repsol, la agencia espera además que BP, Eni, Statoil y Total puedan asumir en sus negocios el impacto del bajo precio del crudo.
S&P esperará a la presentación de resultados de 2015 de las cinco compañías para resolver definitivamente el 'CreditWatch'.
La agencia indica que "no descarta completamente" una rebaja de dos escalones a la multinacional británica BP, ya que cree que sus indicadores financieros no van a mejorar durante los dos próximos años como preveían.
De la francesa Total, S&P subraya que debido a su apalancamiento financiero de es poco probable que su nota mejore en los dos próximos años, aunque reconoce los pasos que la empresa está dando para solucionar dicha situación.
Respecto a Eni y Statoil, la agencia indica que la actual coyuntura de precios podría implicar una bajada de un escalón en su calificación crediticia.
En cuanto a Royal Dutch Shell, S&P ha rebajado la nota de su deuda a largo plazo de sobresaliente bajo (AA-) a notable alto (A+) con perspectiva negativa ante el nuevo escenario de precios, pero excluye el impacto de la compra de BG, algo sobre lo que S&P prevé pronunciarse a finales de junio.
La bajada refleja los peores pronósticos respecto a la deuda de la petrolera para los próximos tres años, sobre todo para 2016 y 2017, años en los que según explica S&P debería tener una calificación aún más baja.
No obstante, la agencia valora para otorgarle el notable alto durante todo el periodo que Shell es una petrolera muy grande, con una base de activos diversificados y de muy largo plazo.
La perspectiva negativa refleja la opinión de S&P de que la adquisición de BG supondrá una carga adicional de deuda así como un elemento más de incertidumbre futura.
Una de las razones para adquirir BG, fue la idea de Shell de expandir el negocio de gas licuado (GNL), un sector que en los próximos años necesitará un crecimiento significativo de la demanda dado el aumento de capacidad mundial de GNL, y su negocio en Brasil, donde la producción en zonas marinas tiene un coste alto.
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