Es el segundo peor país entre los más consumidores de energía de Europa en cuanto al despliegue de esta tecnología de eficiencia energética para los hogares
Un reciente estudio muestra la dificultad para acceder en España a las ayudas para la instalación de bombas de calor, una tecnología clave para alcanzar los objetivos climáticos de la UE para 2030. Se trata del primer informe comparativo de este tipo que aborda varios países del continente europeo.
El think tankReform Institute ha analizado las políticas públicas de apoyo que se están aplicando en 10 países (9 de la UE más el Reino Unido) que concentran el 81% de la demanda combinada de energía de los hogares de la UE y el Reino Unido. El estudio concluye que ningún país europeo ha aplicado políticas suficientemente sólidas para impulsar la adopción generalizada de bombas de calor. Incluso los más avanzados, como Francia, Chequia, Polonia y Alemania, tienen un margen de mejora significativo a la hora de proporcionar a los ciudadanos acceso a soluciones asequibles de calefacción y garantizar una transición a un suministro de calor sin combustibles fósiles.
España se sitúa en el penúltimo lugar de los países analizados con una puntuación de 51 sobre 100.
Según datos de la EHPA y Eurostat, España tenía 31 bombas de calor por cada 1.000 habitantes en 2023. Ese año se vendieron en España 209.679 bombas de calor, con lo que la cifra total se situó en torno al millón y medio de bombas de calor.
Mientras que el mercado español de bombas de calor creció de manera constante al 13% anual de 2019 a 2023, el sistema fragmentado de subvenciones para bombas de calor en todas las comunidades autónomas dificulta el mercado. Los distintos programas de ayudas, influidos hacen que la amalgama de políticas españolas sobre bombas de calor sea incoherente y difícil de abordar. En el siguiente gráfico se detallan varias áreas que requieren mejoras.
“Si España quiere seguir liderando la transición energética, debe situar el apoyo a la calefacción y refrigeración limpias, y a las bombas de calor en particular, en el centro de su agenda. El Gobierno debe simplificar los planes de apoyo, haciéndolos más fáciles de entender y estables en el tiempo. Debe informar mejor a los ciudadanos de las ayudas disponibles y ofrecerles apoyo durante todo el proceso de solicitud. Y debe garantizar que las ayudas lleguen a los ciudadanos, y en particular a los más vulnerables, sin pagos por adelantado. Si se hace esto, el mercado crece”, asegura Francisco Zuloaga, experto en calefacción y refrigeración limpias y consultor de Ecodes.
Recomendaciones
Según el informe, a primera vista, los esfuerzos del Gobierno español centrados en promover la calefacción renovable en los hogares deberían estar mejor coordinados. Aunque puede resultar difícil conseguirlo debido al gran poder otorgado a las comunidades autónomas, lo que les permite ajustar los programas de ámbito nacional para reflejar las características regionales, el Gobierno central podría hacer mucho más para mejorar los programas de ayuda.
Existen numerosos programas nacionales de apoyo a la instalación de las bombas de calor, cada uno con plazos diferentes. No existe un único programa a largo plazo, lo que crea confusión entre los ciudadanos sobre a qué programa pueden optar y en qué condiciones. Por lo tanto, o bien la política nacional debe unificarse y mantenerse a largo plazo, o bien la sociedad debe estar mejor informada sobre todos los sistemas de financiación disponibles. España ya tiene un ejemplo en el que basarse: los programas de financiación regulados por el Real Decreto 853/2021 se comunican eficazmente a través de una plataforma en línea muy informativa, que podría ampliarse a otros programas.
Sin embargo, la principal razón de la ineficacia de la combinación de políticas española es el bajo nivel de ejecución presupuestaria de los fondos disponibles. Las estadísticas oficiales y actualizadas muestran que los fondos ya distribuidos por las comunidades autónomas ascienden al 38 % (para el PREE 5000) y al 60 % (para el programa regulado por el Real Decreto 477/2021) de la dotación total prevista para las comunidades autónomas en el marco de los regímenes nacionales, a pesar de la elevada demanda de la ciudadanía. Estos programas están a punto de desaparecer.
Una de las recomendaciones que contribuiría en gran medida a reducir el tiempo de espera para el pago de la subvención es incluirla automáticamente en la factura de instalación. La subvención podría deducirse íntegramente del coste para el consumidor, dejándole solo el saldo a pagar. A continuación, el proveedor de la bomba de calor debería solicitar la subvención al Gobierno.
Esta es la solución utilizada con éxito en el Reino Unido y Suecia. Sin embargo, esto no debe comprometer la calidad ni dar lugar a abusos por parte de instaladores deshonestos. A su vez, debe haber un control y una certificación de los instaladores autorizados para realizar instalaciones en el marco del programa de subvenciones. Lo mismo ocurre en el Reino Unido.
También se recomiendan políticas dirigidas a los edificios de obra nueva, que incluyan normas de bajas emisiones y ayudas financieras, así como la puesta en marcha de programas de préstamos complementarios.
En España, el Gobierno tiene un plan energético equivocado donde el centro de la estrategia está en sustituir generación nuclear por renovables y gas, con ayuda de almacenamiento por bombeo y baterías, y darle mucho bombo publicitario al autoconsumo fotovoltaico, dejando en un segundo o tercer plano, la eficiencia energética y la sustitución de demanda de combustibles por electrificación libre de emisiones de CO2, como sería el caso de la implantación de bomba de calor para calefacción y agua caliente sanitaria, y el despliegue ordenado del vehículo eléctrico (realmente no quieren que la gente compre vehículo ni de combustión ni eléctrico).
La implantación de bomba de calor va muy despacio, la red de cargadores eléctricos también (y unos precios carísimos), y cuando cargan la mayoría de vehículos eléctricos, que es por la noche en casa, hay muchos ciclos combinados de gas generando electricidad, y con el plan de cierre de centrales nucleares, se agravará más la cosa. El CO2 que no emita el coche lo va a emitir la central de gas. El despliegue de eólica, vital para alimentar las bombas de calor en invierno, va a un ritmo lentísimo, y se corre el riesgo de alimentar las bombas de calor en invierno con electricidad salido de una central de gas.
Francia, nos llevan bastante ventaja, con una generación de electricidad libre de CO2 que supera los 400 TWh anuales, y creciendo.., llevan un par de años que se han centrado en la eficiencia y ahorro energético. Con el ahorro energético y políticas de incentivación de consumo de electricidad cuando la generación tiene pocas emisiones de CO2, han conseguido tener una generación eléctrica libre de emisiones que ronda el 95% (incluido exportaciones), y con una generación eléctrica muy superior al consumo, que les permite tener electricidad sobrante para exportar e ir sustituyendo consumos de combustibles por electricidad.
Su plan de sustitución de calderas de combustible por bombas de calor está dando un buen resultado.. (es el país de Europa que más industria) y la implantación del vehículo eléctrico la tienen mucho más avanzado y ordenado. Su red de cargadores está bastante avanzada, tienen mucha electricidad, libre de emisiones de CO2, sobrante por las noches para cargar los vehículos, y la fabricación de vehículos eléctricos franceses está cerca de empezar a despegar.. y además se fabrican con electricidad con muy bajas emisiones de CO2.
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Miguel
21/10/2024