¿Se imagina coger un avión eléctrico en la azotea de un edificio que le transporte a la otra punta de la ciudad en pocos minutos, sin impacto en el medio ambiente y al coste de un taxi convencional? Puede sonar exagerado o a película futurista, pero no lo es más que dar la vuelta al mundo en un avión con energía solar y con batería llamado Solar Impulse.
Y eso es exactamente lo que hizo André Borschberg, junto con el copiloto Bertrand Piccard en 2015-16: 42.000km en 17 etapas usando solo la energía del sol.
Sin embargo, habiendo logrado este hito, Borschberg y varios colegas de la aventura del Solar Impulse, han enfocado su atención hacia retos más grandes, incluyendo, entre otros, los vuelos eléctricos entre ciudades, y para ello crearon hace unos meses la compañía H55.
El objetivo principal de la compañía es desarrollar aún más el potencial de la propulsión eléctrica para los diseños de aviones existentes, así como para "nuevas soluciones de aviación" tales como automóviles voladores, drones y aviones de despegue y aterrizaje vertical. Y acaba de completar su primera ronda de financiación en Silicon Valley con la firma de capital riesgo suiza NanoDimension, para ayudar a que esto suceda.
Según una actualización de los medios esta semana, H55 ya desarrolló su sistema de gestión de propulsión eléctrica de primera generación, y utilizando "un avión de vuelo acrobático eléctrico certificado experimentalmente" – el aEro1- logró volar más de 50 horas con una autonomía de la batería superior a 1 hora.
La compañía ahora está trabajando en la electrificación de su segundo avión, con el objetivo de volar dos horas solo con baterías. Se espera que las pruebas de vuelo de esta tecnología comiencen a realizarse el próximo verano.
"El transporte aéreo eléctrico mejorará drásticamente la forma en que vivimos y nos movemos", dijo Borschberg en un comunicado. "Los nuevos conceptos, que solo son posibles con la propulsión eléctrica, permitirán que las aeronaves despeguen y aterricen vertical y silenciosamente.
Borschberg dijo que su equipo en H55, que incluye a Sébastien Demont como director de tecnología y Gregory Blatt como jefe de desarrollo de negocios, considera que la financiación de capital riesgo es importantísima para su causa.
"La inversión de NanoDimension es nuestra ventana al Silicon Valley y como acelerador de la estrategia de H55 al ser un jugador clave para cambiar la forma en que las personas viajarán en el futuro", dijo. Y el sentimiento de los capitalistas de riesgo es más bien mutuo. "André tiene más experiencia en volar aviones eléctricos que cualquier otro piloto o compañía en el mundo", dijo el fundador y CEO de NanoDimension, Aymeric Sallin.
"Cuando vi un aEro1, el primer avión eléctrico de H55, quedé impresionado y convencido. Nos sentimos honrados de unirnos a esta empresa y ayudarlos a convertirse en un proveedor líder de propulsión eléctrica para la industria de la aviación ", dijo Sallin.
"En 2003, a Solar Impulse le dijeron que era imposible construir un avión con la envergadura de un jumbo con el peso de un automóvil", añadió Patrick Aebischer, de NanoDimension, que también es presidente del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Lausana (EPFL). "Unos años después, el primer avión eléctrico volaba día y noche con energía solar. Indiscutiblemente, el equipo H55 tiene el ADN correcto para llevar a la aviación a una nueva era ", dijo.
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