La energía importa y cada vez más a las multinacionales de todo el mundo. Y entre ellas está Telefónica, quien por primera vez presenta ante la prensa un Informe Integrado de la compañía referido a 2016, que recoge los parámetros más relevantes, financieros y no financieros, de su estrategia global en todos los países en los que opera, así como los retos para 2017.
"El Informe Integrado tiene como objetivo recoger los resultados de nuestras acciones y los impactos que generan en la sociedad, los impactos sociales y los medioambientales, con una mirada a futuro", ha señalado Elena Valderrábano, la directora de Ética Corporativa y Negocio Responsable de Telefónica, "hay una corriente de inversores, cada vez más fuerte, que quieren ver las estrategias a medio plazo de las empresas y prefieren informes anuales que además incorporen las macrotendencias globales, como el aumento de la población en las ciudades y la incidencia que puede tener y el aumento de edad de la pirámide demográfica, los conflictos migratorios, el reto del empleo con la robotización como cambio de paradigma, la sostenibilidad económica, los retos sanitarios y los retos ambientales, como son el cambio climático, el aumento de los residuos electrónicos y el agotamiento de los recursos naturales".
Para Valderrábano, la Cuarta Revolución Industrial supone nuevos modelos de negocio donde "hay nuevos riesgos pero también nuevas oportunidades", y todo ello bajo un paraguas de sociedad conectada, del Internet de las Cosas, con una consecuencia clara, el empoderamiento de los clientes, "que quieren algo y lo quieren ya".
Por eso, Telefónica cuenta con un Panel Asesor de Negocio Responsable para elaborar los indicadores no financieros, entre los que se encuentra los medioambientales.
La huella de carbono que generan proviene principalmente de su Red, y supone 2.392 KtCO2 equivalente, lo que representa únicamente un 0,1% del total de las emisiones de los países en los que operan. En el informe también señalan que en 2016 se han propuesto nuevos objetivos de Energía y Cambio Climático a 2020 y 2030. La meta es alinear sus esfuerzos con el nivel de descarbonización requerido para limitar el calentamiento global por debajo de 2 °C y reducir por tanto un 30% sus emisiones de gases de efecto invernadero en 2020.





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