Terje Lade, un arquitecto naval noruego se ha propuesto revolucionar la industria del transporte marítimo: un buque de carga de nada menos que 46 metros de altura que es impulsado por el viento y por gas. "Mi barco necesita un 60% ciento menos de combustible y libera un 80% menos de emisiones", afirma Lade sobre su proyecto, sumándose con esta promesa a los nuevos vientos de las energías renovables.
A partir de 2020, en determinadas zonas, los buques no deberán sobrepasar un máximo del 0,1% de azufre en su combustible. El azufre contamina el ecosistema marino, pero un combustible con menos azufre es mucho más caro que el carburante pesado utilizado hasta ahora. Las compañías navieras se enfrentan a grandes retos. Necesitan reducir su gasto en combustible y, al mismo tiempo, cumplir las normas de emisión. Y justo esa es la razón por la que Terje confía en el éxito de su carguero. Pues su Vindskip (barco de viento, en noruego) renuncia al petróleo pesado y utiliza la energía eólica como propulsor.
Terje Lade y su equipo científico del Centro Fraunhofer de Logística y Servicios Marítimos (CML) ha sustituido las clásicas velas de lona diseñando el propio casco de la nave como una vela propulsora. "El viento se convierte en energía motriz", dice Lade. "Como en un avión, sólo que la nave no es impulsada hacia arriba, sino hacia adelante". Un viento de 18-19 nudos haría que el barco navegara tan rápido como los convencionales. ¿Y si no hay viento? En ese caso utilizaría gas natural licuado.
Pero diseñar un modelo de barco es una cosa, y construirlo otra. Sin las pruebas de las instituciones de investigación naval y de los estudios científicos el sueño del noruego no podría nunca hacerse realidad. Los investigadores del CML en Hamburgo se han dedicado en los últimos meses a desarrollar un módulo específico para simular las condiciones de este novedoso velero. El software debe calcular la ruta de forma que optimice la utilización de la fuerza del viento, evite, por ejemplo, las tormentas y consiga la mayor velocidad posible. Datos aerodinámicos e hidrodinámicos, la fuerza del viento o la altura de las olas son algunos de los parámetros que hay que considerar en estos complejos cálculos.
"En 2019 zarpamos", afirma confiado Terje Lade. Pero en realidad no todos creen que su carguero de viento pueda surcar tan pronto las principales rutas comerciales. La serie de ensayos en los institutos de investigación naval está lejos de ser completa. Pero sería interesante saber si los grandes cargueros del futuro de nuevo se moverán por la fuerza de los vientos y se deslizarán sobre los océanos respetando el medio ambiente.
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