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Abengoa, de nuevo al borde del precipicio

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Abengoa y la banca negocian contrarreloj para buscar una solución que permita a la compañía recibir 300 millones antes de finales de julio y evitar el concurso de acreedores, como ya ocurrió entre 2015 y 2016, cuando estuvo al borde de protagonizar la mayor quiebra de España.

Al margen de los avales por esa cantidad, la compañía necesitaría otros 250 millones en liquidez, explican a Efe fuentes próximas a la negociación que Abengoa mantiene con sus principales bancos acreedores: Santander, Calyon y Bankia.

La situación no parece especialmente preocupante porque estas tres entidades estarían dispuestas a seguir apoyando a la multinacional.

Sin embargo, al tratarse de la suma de grandes cantidades, la operación sería más fácil si la empresa obtiene el apoyo también del resto de acreedores, entre ellos el propio Estado, a través del ICO.

La entidad pública podría actuar directamente financiando a la compañía, al igual que ha participado en otros préstamos a grandes empresas, o bien como garantía de los créditos que concedan los bancos en el marco de la línea de avales de hasta 100.000 millones.

Fuentes de la propia Abengoa reconocen que están inmersos en la negociaciones e intentan recabar el apoyo público no sólo del ICO sino también de Cesce, la compañía que gestiona el seguro de crédito a la exportación por cuenta del Estado y aporta soluciones para la gestión del crédito comercial.

Y la compañía confía en que las negociaciones lleguen a buen puerto tanto con bancos, como con bonistas y proveedores.

A cierre de 2019, Abengoa contaba con más de 14.000 empleados en todo el mundo y había aumentado sus ventas un 15 % en tasa interanual, hasta 1.493 millones de euros.

Además, gracias a que su resultado de explotación o ebitda había crecido un 60 %, hasta 300 millones, sus pérdidas se redujeron un 65,5 %, hasta 517 millones.

La deuda financiera de Abengoa rozaba los 6.000 millones de euros, exactamente 5.948 millones, tras crecer un 5 % en 2019.

La empresa arrastra problemas desde 2015, cuando estuvo a punto de protagonizar la mayor quiebra de España, aunque la evitó tras renegociar su deuda, próxima entonces a los 9.000 millones, y que ha refinanciado varias veces y ha conseguido reducir con la ayuda de la venta de activos.

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