Si la energía puede tener nombre de mujer, como augura este blog, no quiero perder la oportunidad de que mi primera colaboración haga referencia a todas esas mujeres que ni siquiera tienen acceso a la energía.
La energía es esencial para el desarrollo y la lucha contra la pobreza. En el año 2015 la aprobación por la Asamblea General de las Naciones Unidas de la agenda 2030 y los “Objetivos de Desarrollo Sostenible”, entre los que se enuncia como objetivo número 7 “Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”, **otorga a las políticas energéticas un valor diferencial en tanto que son reconocidas como esenciales para alcanzar algunos de los otros objetivos marcados por la comunidad internacional. Por supuesto, todos aquellos ligados al cambio climático y medio ambiente pero también para apoyar el cumplimiento del Objetivo número 5 **“Igualdad de género”.
La falta de acceso a la energía tiene una relevancia muy particular para la actividad doméstica, tradicionalmente a cargo de las mujeres. Se habla de los problemas de salud que se derivan de la mala combustión de leña, queroseno… se estiman 2,8 millones de muertes prematuras al año vinculadas a esta circunstancia, mayoritariamente mujeres y niños. Del efecto derivado de la falta de acceso a la energía para el mantenimiento de la escolarización, en tanto que la falta de luz eléctrica dificulta el estudio. Y también, de la cantidad de tiempo diario que normalmente niñas y mujeres han de dedicar a recolectar leña para cocinar, estimado en 1,4 horas diarias. Circunstancias todas ellas que dificultan el desarrollo económico de las familias afectando, en definitiva, al cambio social y de roles que es imprescindible para salir de la pobreza.
En el año 2000, 1.700 millones de personas no tenían acceso a la electricidad. Hoy la cifra se sitúa en 1.100 millones, importante reducción vinculada en su mayoría a la extensión de redes, pero también a nuevos desarrollos tecnológicos. En este proceso de electrificación, en particular en zonas remotas, es cada vez más habitual la utilización de sistemas domésticos fotovoltaicos, con pequeñas baterías de litio e iluminación eficiente a través de LED para proveer un servicio básico que permite asimismo la utilización de pequeños electrodomésticos. Paralelamente, el desarrollo de las telecomunicaciones y la generalización de los teléfonos móviles habilitan posibilidades como el “pay as you go”, que permiten pago remoto y que han favorecido la aparición de empresas enfocadas a la prestación de este tipo de servicio.
A pesar de todo, la Agencia Internacional de la Energía estima que en el año 2030 todavía 674 millones de personas no tendrán acceso a la electricidad, la mayor parte en el Africa subsahariana. En todo caso, para superar este _gap _e incluso avanzar hacia la disponibilidad de electricidad para usos productivos, es imprescindible la definición de políticas energéticas comprometidas con el objetivo. Son los clásicos del sector: compromiso político, planificación y regulación fiable. Elementos básicos que permitirán dinamizar fondos y fomentarán el desarrollo de modelos de negocio que lleven a incorporar al siglo XXI a más de mil millones de potenciales nuevos usuarios. El embrión está puesto y son muchos los emprendedores sociales que desarrollan su actividad en la provisión de acceso a la energía, pero quizás, la mirada ambiciosa de grandes empresas tradicionales para abordar este segmento de clientes podría colaborar a alcanzar las metas propuestas. Siempre quedará la “última milla” y muchas organizaciones sin ánimo de lucro ayudarán a avanzar, pero el grueso del problema tiene que resolverse desde un enfoque de negocio, capaz de entender las particularidades de estos entornos, asumiendo modelos de negocio distintos, con matrices de riesgo distintas y movilizar financiación en volumen suficiente para hacer realidad el acceso a la energía eléctrica.
Problema distinto y de más difícil solución es el cambio desde el uso de leña en hogares abiertos, con combustiones inadecuadas e insalubres, hacia soluciones modernas para cocinar. En 2016, todavía 2.800 millones de personas utilizaban la leña para cocinar, la misma cifra que en el año 2000. Los avances son extremadamente lentos. Desde las llamadas cocinas mejoradas, que permiten la combustión confinada de leña, hasta la utilización del GLP o la electricidad, el proceso de modernización está determinado por políticas activas de sustitución, siempre muy condicionadas por los usos y costumbres de las distintas zonas geográficas. Este aspecto es particularmente relevante para la evolución del rol femenino en estas sociedades, ya que la tarea de alimentar a la familia suele estar entre sus responsabilidades y el modelo de gestión se convierte en una barrera inequívoca para que la mujer pueda dedicar su tiempo a tareas productivas de otra naturaleza.
En buena medida, la dificultad que entrañan estos cambios viene definida porque las economías familiares se enfocan fácilmente a la sustitución del coste económico que supone la utilización de velas, queroseno o cualquier otro producto asociado a iluminación por el coste de acceder a sistemas domiciliarios de producción de energía eléctrica o a conexión a redes con tarifas sociales, soluciones que no suponen desembolsos mayores que los ya incurridos, mientras que la utilización de leña tiene un coste implícito por el tiempo dedicado a su recolección, pero no expreso en los presupuestos familiares.
Ambos aspectos, acceso a la electricidad y acceso a sistemas modernos para cocinar son los dos vectores que han de encontrar respuesta para que se pueda hablar de acceso a formas modernas de energía. Un reto global que presenta una oportunidad económica y cuya generalización permitirá un importante avance en la lucha contra la pobreza y en el cambio de rol de millones de mujeres que cada día dedican con abnegación su tiempo al mantenimiento familiar.
Carmen Becerril es Presidente de Fortia Energía. Fue Presidente de Energía sin Fronteras y de Acciona Microenergía, ambas organizaciones enfocadas a promover el acceso a la energía de los más necesitados. Actualmente es miembro del Patronato de ambas organizaciones.
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