La digitalización de los sistemas energéticos aportará eficiencia y evitará enormes inversiones en infraestructuras, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que advierte de que en paralelo incrementará los riesgos para la seguridad y la privacidad.
En un informe sobre sus implicaciones, la AIE ha destacado que en el sector eléctrico la aplicación de tecnologías digitales podría ofrecer una flexibilidad de 185 gigavatios a escala mundial en el horizonte de 2040, es decir el equivalente de la actual capacidad de generación de Australia e Italia juntas.
En la práctica, eso significaría evitar 270.000 millones de dólares de inversiones en nuevas infraestructuras eléctricas.
Esas tecnologías ofrecen oportunidades para que el sistema eléctrico ajuste mejor la oferta y la demanda, integre las fuentes renovables (que por definición son más variables), regule las cargas de vehículos eléctricos y facilite la emergencia de recursos de pequeña escala, como una instalación fotovoltaica en una vivienda.
En el caso de la carga de los vehículos eléctricos, se busca que se produzca esencialmente cuando la demanda es baja y la oferta de corriente elevada.
Ahí estaría uno de los principales potenciales de flexibilidad para el sistema eléctrico, que supondría un ahorro de entre 100.000 y 280.000 millones de dólares (en función del número de vehículos de este tipo en el mundo) en nuevas infraestructuras entre 2016 y 2040.
El estudio destaca que la inversión global en infraestructuras digitales en el sistema eléctrico ha crecido a un ritmo cercano al 20% desde 2014, para alcanzar 47.000 millones de dólares en 2016, casi un 40% más de lo gastado en medios de generación con gas.
El uso masivo de datos y su análisis puede reducir los costos al menos de cuatro formas: con una disminución de las operaciones de mantenimiento, una mejora la eficiencia de las plantas de producción y de las redes, un recorte de los parones imprevistos y una ampliación de la vida útil de los activos.
Todo eso representaría unos 80.000 millones de dólares menos cada año, es decir, en torno al 5% de los costes de generación.
En el transporte, los cambios más significativos de la digitalización se esperan en el efectuado por carretera, de la mano de la generalización de dispositivos conectados y de la automatización de procedimientos (incluida la conducción).
De acuerdo con un reciente trabajo de la propia AIE, en el transporte por camión el recorte del gasto energético se cifraba entre el 20 y el 25%.
En la vivienda -que supone un tercio del gasto energético mundial y el 55% del eléctrico-, los termostatos y la iluminación inteligente podrían reducir el consumo de energía hasta un 10 % respecto al escenario central en el periodo previsto (2017-40).
La AIE advierte de que la cara menos amable de la digitalización es una mayor vulnerabilidad ante los ciberataques contra los sistemas energéticos, que pasan a ser más fáciles y más baratos.
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