El experimento con reactor de fusión más reciente de Alemania está empezando a ponerse caliente, a temperaturas de alrededor de 80 millones de grados centígrados, para ser más exactos. Después de haber puesto en marcha el Wendelstein 7-X para producir el plasma de helio a finales del año pasado, los investigadores se han basado en su éxito para generar su primer plasma de hidrógeno, un evento que dicen que da inicio a la verdadera operación científica de del reactor de fusión más grande del mundo.
Después de una década de construcción, el reactor de fusión Wendelstein 7-X finalmente se puso en marcha en diciembre del año pasado. El dispositivo está diseñado para ser lo suficientemente eficiente magnéticamente para contener de forma continua el plasma súper caliente en su campo magnético durante más de 30 minutos seguidos. Si este avance tecnológico se convierte algún día en realidad, podría ayudar a marcar el comienzo de una nueva era de la energía de fusión nuclear limpia y fiable, según cuenta el portal Gizmag.
Pero para eso habrá aún que esperar. Lo que ha sucedido es nada más y nada menos que un pequeño avance, como los primeros pasos de un bebé. Es como el hijo recién nacido para los científicos que trabajan en el Instituto Max Planck de Física del Plasma (IPP), que alberga este dispositivo experimental.
Desde la producción del primer plasma de helio el 10 de diciembre del año pasado, Wendelstein 7-X ha generado más de 300 descargas. El objetivo principal de estas pruebas fue limpiar las paredes del recipiente de plasma, que a su vez hace que las temperaturas sean más altas, pero también permitió para probar los instrumentos científicos y grabar los datos.
"Esto hace que todo esté listo para el siguiente paso", dice jefe de proyecto, el profesor Dr. Thomas Klinger. "Estamos cambiando del helio hacia los plasmas de hidrógeno".
En una ceremonia el miércoles, la canciller alemana Angela Merkel, que a su vez es física cuántica, habló durante unos 20 minutos, antes de pulsar el botón para iniciar la prueba. Merkel pudo comprobar como un pulso de 2 megavatios de calentamiento por microondas convierte una pequeña cantidad de gas hidrógeno en un plasma de hidrógeno de baja densidad. Y claro, se quedó asombrada.
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