Tras el histórico acuerdo del clima de París, Alemania tiene la responsabilidad, como el resto de los países que suscribieron el acuerdo, de eliminar los gases de efecto invernadero de su sistema energético en lo que se ha venido en llamar proceso de descarbonización. Por ello, el think tank alemán Agora Energiewende ha desarrollado una propuesta orientada a un cierre ordenado de las centrales térmicas de carbón de lignito y carbón duro entre 2018 y 2040, que ha recogido en el informe “Eleven principles for a coal consensus: A concept for the step-by-step decarbonisation of the German power sector”. "Proponemos que el gobierno alemán convoque una 'Mesa Redonda’ para llegar a un acuerdo nacional consensuado sobre el carbón”, dice Patrick Graichen, director de Ágora Energiewende. Esto permitiría un diálogo abierto entre todos los participantes, con el fin de negociar elementos centrales equilibrados y justos para poner fin a la generación de electricidad a base de carbón. La hoja de ruta de Agora Energiewende esboza 11 principios esenciales.
Para que Alemania cumpla con sus objetivos de protección del clima manteniendo la seguridad y la asequibilidad de la fuente de alimentación, Agora Energiewende propone cerrar gradualmente las centrales eléctricas de carbón a un ritmo máximo de tres gigavatios por año, lo que equivaldría al cierre de tres o cuatro grandes centrales cada año. El plan, según el informe de Agora Energiewende, debería comenzar en 2018. "Para lograr los objetivos de protección del clima, la central eléctrica de carbón última debería clausurarse en 2040", dice Graichen. "También es imperativo que no se abran nuevas minas de lignito en el futuro".
El ministro de Economía alemán, Sigmar Gabriel, ya dió el primer paso en este sentido el año pasado. El ministerio alcanzó un acuerdo con las empresas RWE, Vattenfall y Mibrag para comenzar a desconectar de la red a partir de 2016, centrales de generación de electricidad por combustión de lignito con una capacidad de 2,7 gigavatios. En un comunicado, el ministerio aseguraba que se trataba de un “paso importante” para que Alemania pueda cumplir sus metas de reducción de emisiones contaminantes y garantizó que el acuerdo, que incluía compensaciones para las empresas, había sido “ampliamente debatido” con la Comisión Europea.
Ahora Agora Energiewende esboza algunas cuestiones claves para que el cierre de las centrales de carbón se efectúe de la manera más rentable posible. Por ello, al igual que con el plan de cierre de las centrales nucleares, primero se cerrarán las centrales más antiguas cuando lleguen a una cierta edad, reduciendo la vida de este tipo de centrales con el paso del tiempo. A cambio, las autoridades nacionales deben comprometerse a no realizar demandas unilaterales adicionales sobre la industria del carbón en el futuro. Los certificados de CO2 que se liberen a medida que se vayan cerrando las centrales de carbón tendrían que ser retirados de la circulación en el sistema de comercio de emisiones europeo, sistema que tendría que ser fortalecido, en general, al mismo tiempo.
Por lo tanto, un elemento esencial para amortiguar la carga de las regiones mineras de lignito será la toma de medidas fiables de política estructural en todo el período hasta 2040. Las regiones productoras de lignito deberán ser apoyadas con 250 millones de euros por año. "Debido a que la transición energética es principalmente una iniciativa federal, este apoyo estructural adicional debe salir enteramente del presupuesto federal. Los estados que participan también saben mejor qué medidas estructurales tienen más sentido a nivel local, por lo que deben decidir por sí mismos cómo se utilizan los fondos ", recomienda Graichen.
Además, debería constituirse un fondo para cubrir los costos de las minas a cielo abierto para cuando el apoyo para el lignito se termine. En lugar de la práctica anterior de las empresas mineras de realizar un ajuste de las reservas, en el futuro se debería contribuir con una cantidad de alrededor de € 2,50 por MWh de electricidad producida a partir de lignito a este fondo, que crecería en varios miles de millones de euros en los próximos años. "Debemos establecer principios sobre cómo vamos a tratar a las minas a cielo abierto después del cierre gradual de las centrales de carbón porque, de lo contrario, tendremos la misma discusión posterior que mantenemos en la actualidad en torno a las disposiciones nucleares", dice Graichen.
"La descarbonización del sistema eléctrico sólo tendrá éxito si hay un consenso social justo y equilibrado. Nuestra propuesta apunta a esto: se requiere que todos los participantes hagan sacrificios para evitar las dificultades irracionales y buscar un equilibrio entre los diferentes intereses. Además, ofrece la seguridad de planificación y tiempo suficiente para prepararse para los cambios. Eso es así, tanto para los operadores de centrales eléctricas como para los mineros de lignito y las regiones que actualmente viven de la minería de lignito ", explica el director de Agora.
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