Una vez que el gobierno apruebe la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, poco después se podría conocer el calendario y las características de las futuras subastas de renovables.
Es el primer paso en las estrategias climáticas hacia la descarbonización, ya que dos tercios de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero provienen del sector energético, según la OCDE, la AIE e IRENA. Los gobiernos utilizan la figura de las subastas para renovables para estimular que las inversiones pero el principal desafío es su diseño, que permita un equilibrio entre la rentabilidad del proyecto y la alta realización posterior a la subasta, es decir, que sea un proyecto efectivo.
Según un informe del MIT, al que ha tenido acceso El Periódico de la Energía, "Designing Effective Auctions for Renewable Energy Support", a lo largo de los años se han utilizado diferentes esquemas para promover las subastas, como las primas, la retribución o las rebajas fiscales, para fomentar la inversión en tecnologías renovables. Sin embargo, según el autor del informe, David Matthäus, que analiza empíricamente el efecto de los elementos de diseño de subastas sobre su efectividad, llega a la conclusión que el diseño más efectivo de las subastas solo lo es cuando los proyectos se hacen, y solo se consigue si se fijan medidas de precalificación y penalizaciones/avales.
Matthäus ha recopilado los datos de todas las subastas que se han celebrado en el mundo desde 1990 hasta 2017 y ha descubierto que las precalificaciones y las sanciones pueden actuar como poderosos mecanismos de aplicación para impulsar la efectividad. Sin embargo, no encuentra evidencia de los efectos de subastas por tecnologías o la regla de fijación de precios sobre la efectividad.
Este estudio proporciona dos claves importantes en el diseño de subastas renovables. La primera es que los reguladores deben incluir precalificaciones o sanciones si pretenden que los proyectos se acaben construyendo. Ambos reducen drásticamente el valor de la opción real a la no realización y podrían impedir estrategias de entrada al mercado altamente agresivas, evitando así que las subastas se casen con precios muy bajos, como está ocurriendo en los últimos años. Y la segunda es que se pueden usar otros criterios de diseño para adaptar las subastas al esquema regulatorio, las normas sociales o los objetivos no monetarios sin deteriorar la efectividad.
De hecho se puede elegir indiscriminadamente entre subastas por tecnología o tecnológicamente neutrales. En el primer caso, así se puede ayudar a garantizar una combinación segura de tecnologías de generación, fomentar el despliegue de las tecnologías inmaduras a pequeña escala, ayudar a orientar la estructura de mercado y también generar menos incertidumbres al inversor, por lo que así se reducen los costes de capital.
Pero si se opta por la segunda opción, las subastas neutras tiene el potencial de maximizar la eficiencia.
Pero el informe arroja otro dato interesante: el sistema de fijación de precios (pay as bid o sistema marginalista) tampoco afecta a la efectividad de la subasta, es decir, que lleguen a ponerse en marcha todos los megavatios ganadores.
El estudio del MIT pone en evidencia lo ocurrido con las subastas de 2016 y 2017 en España: De los 8.500 MW eólicos y fotovoltaicos adjudicados en las subastas, solo la tercera parte de la potencia estará construida y en operación por los mismos agentes que se presentaron en la subasta, una tercera parte de la potencia se ha vendido, principalmente a fondos de inversión, como ya sucedió con gran parte de los proyectos del periodo 2009-2012, y una tercera parte, no cumplirá con las fechas establecidas en las subastas para la entrada en operación de las centrales.
En definitiva, según el informe, la eficacia media de las subastas con precalificación física, precalificación financiera o sanciones y por tecnología, respectivamente, es mayor en comparación con las subastas sin las características de diseño respectiva. Y por otro lado, las tasas de realización promedio que se han conseguido cuando se han tenido en cuenta las medidas de precalificación son aproximadamente 40 puntos porcentuales más altas y estadísticamente significativas, mientras que convocar por tecnologías aumentan las tasas de realización promedio en aproximadamente 10 puntos porcentuales.
Torres
19/02/2020