Repsol está desarrollando un programa para analizar y testar las aplicaciones a corto plazo de la tecnología dron en sus negocios. La revisión de instalaciones submarinas utilizando un vehículo autónomo o de complejas estructuras de tuberías con drones aéreos son las últimas pruebas de concepto que se han realizado con esta tecnología, que puede mejorar la eficacia y la eficiencia, además de reducir riesgos laborales.
“La inspección de equipos en zonas de difícil acceso, el apoyo a operaciones en remoto, las tareas de vigilancia y seguridad y los trabajos de levantamiento cartográfico son las funciones en las que esta tecnología puede tener mayor valor para nosotros”, explica Eva Gómez, Digital Advisor del Hub Blockchain, RPA & Experimentación Digital de Repsol.
Los drones ofrecen ya unas prestaciones que permiten instalarles una amplia gama de cámaras y sensores ajustados a la información que se desea obtener. Entre los desafíos se encuentran la aplicación de inteligencia artificial y el tratamiento de los datos “con herramientas que permitan su análisis de manera automática, confiable y rápida, una de las líneas de trabajo que estamos desarrollando con el Hub de
Data Analytics de Repsol”.
Inspecciones submarinas con everis ADS
La primera prueba de Repsol con un vehículo autónomo submarino (AUV, en sus siglas en inglés) se efectuó el pasado enero en el complejo industrial de Tarragona, en colaboración con everis Aeroespacial y Defensa (everis ADS), empresa tecnológica que cuenta con un área especializada en sistemas no tripulados.
El objetivo era analizar su rendimiento en las inspecciones visuales del pantalán del puerto y la sealine, la línea de tuberías de dos kilómetros de longitud que conecta la refinería con los barcos.
“Utilizamos un AUV ligero, de fácil despliegue”, explica Elisabeth Pérez, Program Manager en Everis ADS, “que permite recorrer varios kilómetros de forma completamente autónoma y alcanzar hasta 100 metros de profundidad”. El dron fue equipado con cámaras de vídeo y un sonar, para reproducir una tarea que en la actualidad ejecuta un equipo de buzos.
Para Elisabeth Pérez las sucesivas inmersiones mostraron “que con el AUV utilizado es posible complementar la operación de los buzos. Habría que lograr mejorar la precisión de la posición bajo el agua, sin señal GPS u otros sistemas GNSS, para conseguir mayor proximidad a las infraestructuras, así como conseguir transmisión en tiempo real de imágenes”.
“Aunque la prueba no nos permite tomar todavía decisiones concluyentes”, continúa Eva Gómez, “vamos a seguir trabajando esta idea porque le vemos potencial para el mantenimiento preventivo de las estructuras subacuáticas, el control del movimiento del fondo marino o la detección temprana y cuantificación de fugas”.
‘Machine learning’ para descubrir la corrosión
En otra prueba de concepto, esta vez en el complejo industrial de Puertollano y con un dron aéreo aportado por Honeywell que llevaba a bordo una cámara de alta resolución y sensores térmicos, se ha buscado “una inspección más rápida y con mayor frecuencia” de los racks de tuberías de esta refinería, grandes estructuras en altura cuya revisión implica una parada industrial y la instalación de andamiajes de elevado coste.
El tramo inspeccionado tiene una longitud de 350 metros y hasta 3 niveles de tuberías, en un ensayo “que incluye el ‘entrenamiento’ de un algoritmo que, mediante machine learning, permita detectar la corrosión de manera automática”, explica Gómez. Para ello, se ha formado un equipo de alto nivel con especialistas de ambas compañías en fiabilidad de las operaciones, corrosión y tratamiento de datos.
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