Bélgica ha iniciado la construcción del que será su primer cementerio para almacenar desechos radiactivos para siempre, un proyecto que debería culminarse en cinco años y que supone un respaldo a las renovadas ambiciones nucleares del país.
El depósito, situado en la localidad flamenca de Dessel (noreste), servirá para guardar residuos baja y media actividad durante cientos o miles de años.
"Eso significa que, en contacto, emiten aproximadamente la mitad de radiación que, por ejemplo, un escáner médico", explicó en declaraciones a la radiotelevisión pública RTBF la portavoz del organismo encargado de la gestión de los residuos radiactivos en Bélgica (ONDRAF), Sigrid Eeckhout.
Bélgica dispone de almacenes provisionales para residuos radiactivos desde que en los años ochenta del pasado siglo se prohibió sumergir los bidones radiactivos en el mar.
El cementerio nuclear de Bélgica
Pero cuentan con una vida útil de unos cien años, por lo que la nueva infraestructura, con dos edificios que albergarán búnkeres de hormigón, será la primera concebida para durar para siempre.
El proyecto fue aprobado en 2023, cuando Bélgica había empezado ya a dar marcha atrás en su decisión de abandonar la energía atómica, decisión que confirmó formalmente el pasado mayo, cuando el Parlamento modificó la ley de 2003 que obligaba al país a abandonar la producción de energía nuclear en 2025.







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