El futuro del automóvil ha llegado al Salón de Shanghái de la mano de Chevrolet, marca del gigante General Motors (GM), con un prototipo eléctrico de un coche autónomo que presenta un diseño perfectamente sacado de una película de ciencia ficción. Le delatan los logotipos porque sus esculturales formas, la enorme superficie acristalada y la decoración a base de iluminación transportan mentalmente al visitante a una película manga.
Este prototipo ha sido desarrollado en Shanghái, por la joint venture de GM y Pan Asia Technical Automotive Center. Se ha utilizado tecnología innovadora en conectividad para conseguir un vehículo con un modo de conducción totalmente autónomo, tanto es así que en este modo de funcionamiento se pueden girar 180 grados los asientos delanteros para convertir el habitáculo en un pequeño salón.
Su diseño de cápsula no deja impasible, cuenta con luces delanteras y traseras láser, cuatro puertas oscilantes tipo libélula, sistema de auto-recarga sin cable y un motor eléctrico para cada rueda, que por cierto, si uno se fija podrá ver que las ruedas no tienen buje en busca de una mayor exclusividad si cabe.
La tecnología que equipa este prototipo incluye, entre otros elementos, mútiples sensores y un radar instalado en el techo que visualiza el entorno para permitir la conducción autónoma, además de otros asistentes y sistema de reconocimiento del iris para el arranque, un _keyless _en toda regla.
El coche tiene función de control por gestos, puede recomendar las mejores rutas y en modo de conducción autónoma la despreocupación es total (o debería, al menos así lo han planteado los encargados de desarrollar este prototipo). En teoría debería ser como ir en tren, sin necesidad de mantener una mínima vigilancia sobre el sistema automático.
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