La presidencia marroquí de la cumbre del clima de Marrakech (COP22) ha despertado los recelos de los países al plantear un manifiesto oficial sin haberlo negociado con las partes, lo que según fuentes consultadas por Efe recuerda a las opacas reuniones de la cumbre de Copenhague.
El documento, al que ha tenido acceso Efe, lleva por título "Llamada a la acción climática de Marrakech" y es una declaración de buenas intenciones de los países de mantener la voluntad política con la que se alcanzó el Acuerdo de París y llevar a cabo acciones nacionales para implementarlo, tanto por parte de los gobiernos como de la sociedad civil.
El presidente de la COP22, el marroquí Salahedín Mezuar, ha confirmado la existencia del texto, y ha dicho que su intención es aprobarlo el martes 15 de noviembre, durante el segmento de alto nivel de la cumbre, al que está prevista la asistencia de más de 70 jefes de Estado y de Gobierno, además de ministros de cerca de 200 países.
El manifiesto, que no ha sido entregado a la prensa ni está disponible en internet como viene siendo habitual en estas cumbres, será el principal documento oficial resultante de la COP22, pero no será un texto vinculante ni adoptado legalmente por la convención de cambio climático de la ONU, ya que es una iniciativa promovida exclusivamente por la presidencia marroquí.
El hecho de que el documento no se haya abierto a la negociación ni se haya hecho público ha generado un enorme malestar en todos los grupos de negociación de la cumbre del clima consultados por Efe, quienes recelan del "secretismo" con el que Marruecos ha manejado el manifiesto, que no fue presentado a las partes hasta ayer y por tanto no ha dejado posibilidad de introducir modificación alguna.
Algunos, como es el caso del grupo de los 48 países menos desarrollados (LDC por sus siglas en inglés), han lamentado que la presidencia marroquí "trate de volver a las prácticas de negociación a puerta cerrada que fueron desterradas tras la fallida cumbre de Copenhague", cuyo fracaso dio lugar a un sistema de negociación basado en la transparencia e inclusión.
Gracias a ese sistema se logró adoptar el pasado año el Acuerdo de París, con el consenso de la totalidad de los países de la convención de cambio climático, y éste ha entrado en vigor en un tiempo récord de 11 meses, con la ratificación, a día de hoy, de 105 países, responsables del 80 % de las emisiones mundiales.
Según ha podido saber Efe, India, China, Sudáfrica y los grupos de negociación más fuertes a los que tradicionalmente pertenece Marruecos - el de países africanos, el de los árabes y el del G77-, están descontentos con que el documento no les haya sido consultado y reclaman introducir modificaciones para aprobarlo.
Tosi Mpanu Mpanu, portavoz del grupo LDC, dijo a Efe que es "inaceptable que el documento enfatice más en el papel del sector privado y de los actores no gubernamentales a la hora de apoyar a los países en desarrollo en su transición hacia una economía baja en carbono, que el de los países ricos, a los que ni se menciona en esta materia".
"Nadie está contento con el texto" ha señalado a Efe un negociador de la UE que prefiere no identificarse.
"Es un documento que genera muchas dudas porque se ha redactado al margen de la negociación formal. La UE está dispuesta a apoyarlo para mantener el pulso político de la acción climática, pero queremos que esta iniciativa del país organizador sea algo excepcional y no una tónica para las próximas cumbres del clima", indica la misma fuente.
No obstante, la UE advierte de que si el texto sufre alguna alteración respecto a la versión actual, exigirán introducir en el mismo aspectos que echan en falta, como las alusiones a que la transición hacia una economía baja en carbono se lleve a cabo de manera justa, entre otras.
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