Política energética

Los cortes de gas de Rusia enmarañan el laberinto de las sanciones europeas

Los socios comunitarios, en cualquier caso, analizarán la respuesta del bloque a los cortes en el suministro de gas de Garzprom

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La decisión de Gazprom de cortar el suministro de gas a Polonia y Bulgaria por no pagar las entregas en rublos ha enmarañado el complejo marco de sanciones comunitarias, con el que se pretende castigar económicamente a Moscú pero también dejar abierta una vía para que la UE pueda comprarle hidrocarburos.

"La Comisión siempre está, por principio, en contacto con las autoridades de los Estados miembros" para "garantizar que las entregas de gas a Europa continúen", declaró este lunes en rueda de prensa el portavoz jefe del Ejecutivo comunitario, Eric Mamer.

Los cortes de suministro a Varsovia y Sofía son la primera aplicación práctica del decreto aprobado a finales de marzo por el Kremlin, según el cual los importadores europeos de gas deben abrir antes del próximo 20 de mayo dos cuentas en el banco ruso Gazprombank, una en euros y otra en rublos, para efectuar sus compras del hidrocarburo.

Según este mecanismo diseñado por el régimen de Putin, la compra no finaliza formalmente hasta que el depósito en euros ha sido convertido a rublos, pero este proceso que está "totalmente en manos de las autoridades rusas" involucra al Banco Central de Rusia, cuyas transacciones están prohibidas bajo las sanciones europeas.

Así lo reconoce la Comisión Europea en unas orientaciones sobre la aplicación de estas represalias que mandó recientemente a los Estados miembros y en la que añade que el proceso de conversión de euros a rublos puede prolongarse durante un "período de tiempo indeterminado" e incluso considerarse un préstamo concedido por las compañías europeas.

"No podemos aceptar que se obligue a empresas (europeas) a abrir una segunda cuenta en rublos y que el pago se complete sólo si es convertido" a la divisa rusa, explican fuentes comunitarias, que añaden que aceptar este mecanismo supondría violar el régimen de sanciones de la UE.

Sin embargo, la Hungría de Viktor Orbán, el mayor aliado de Putin en territorio comunitario, ya ha asegurado que acepta el mecanismo de las dos cuentas que exige Moscú para comprar gas y carbón rusos.

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También la empresa de hidrocarburos italiana ENI estudia abrir cuentas en rublos en Gazprombank, la rama financiera del gigante gasístico ruso, para pagar sus contratos de compra de gas, aunque explicó que espera directrices claras de las autoridades europeas y, en cualquier caso, respetará las sanciones de la UE.

La falta de concreción, sin embargo, ha generado confusión sobre lo que los importadores de gas europeos pueden hacer y no, aunque fuentes europeas insisten en que seguir realizando pagos en euros y no abrir una segunda cuenta en rublos no contraviene las sanciones.

"Si alguna empresa no lo ha entendido, es una pena", lamentan desde el Ejecutivo comunitario el día después de que el primer ministro de Austria, Karl Nehammer, negase las informaciones aparecidas en algunos medios que apuntaban a que su país había aceptado las exigencias del Kremlin y garantizase que Viena cumplirá "al pie de la letra" las represalias europeas contra Moscú.

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Entre tanto, la Comisión Europea enfatiza que, aunque son los Estados miembros los encargados de hacer cumplir las sanciones dentro de sus jurisdicciones, como guardiana de los tratados puede expedientar a aquellos países que las contravengan, sin apuntar directamente a Budapest.

Los socios comunitarios, en cualquier caso, analizarán la respuesta del bloque a los cortes en el suministro de gas de Garzprom en la reunión extraordinaria que mantendrán el próximo lunes en Bruselas los responsables de Energía de los Veintisiete.

Además, la UE trabaja de manera paralela en su sexto paquete de sanciones contra Moscú entre presiones para que incluya algún tipo de restricción a las compras de petróleo ruso, otra de las grandes fuentes de ingresos del régimen de Putin.

Desde el inicio de la guerra en Ucrania, los países de la UE han comprado a Rusia combustibles fósiles por valor de 44.000 millones de euros, que representan el 71 % de todas las ventas de sus hidrocarburos en los últimos dos meses, según los cálculos del Centro de Investigación de Energía y Aire Limpio (CREA).

Los mayores importadores europeos, en virtud de esta estimación, son Alemania (9.100 millones), Italia (6.900 millones), Países Bajos (5.600 millones) y Francia (3.800 millones).

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