Política energética

Desmontando a Merkel: la apuesta por las renovables de Alemania se ennegrece con el apoyo incondicional al carbón

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Angela Merkel sobrevuela un parque de eólica offshore de Alemania. FOTO: Gobierno alemán /Getty Images.

Que Alemania sea la que más apuesta por las energías renovables en Europa, no dice nada nuevo. No se puede negar el megaesfuerzo que ha realizado la locomotora alemana por desarrollar la fotovoltaica y la eólica en su país. Pero ese esfuerzo conlleva a la vez otro que es menos conocido y que deja en mal lugar a Alemania y a su canciller Merkel: el apoyo incondicional al carbón, más en concreto al lignito, uno de los minerales más contaminantes del planeta junto a la antracita, el otro tipo de carbón que se produce en el país.

Merkel enchufa una planta fotovoltaica con la mano izquierda mientras quema carbón en una térmica con la derecha. Y todo, subvencionado. Así es complicado conseguir los objetivos marcados para 2050, según el plan energético Energiewende, que busca generar el 80% de la electricidad a través de renovables.

A día de hoy es una quimera. Los últimos datos de 2014 afloran que el 80% del consumo energético alemán procede de combustibles fósiles. Y buena parte de ello proviene del carbón (lignito y hulla principalmente). ¿De qué sirve apostar por las renovables si luego se quema carbón y se contamina como nadie? ¿Por qué ha llegado a esta situación Alemania?

En la época de Gerard Schroeder el Gobierno aprobó la Energiewende, el cambio, la transición energética hacia una política basada en energías verdes, limpias. En 2011, ya con Angela Merkel en la Cancillería se aprobó el apagón nuclear y se apostó más fuerte por tecnologías como la fotovoltaica y la eólica.

El problema alemán no es el fin, sino los medios para conseguir los objetivos. Alemania impulsó las renovables bajo unos subsidios que ayudaron al desarrollo pero que han acabado por trasladar al sistema eléctrico un grave problema financiero. Todas las ayudas han ido a parar a la tarifa eléctrica, que se ha desbocado, y eso ha hecho que el Gobierno germano tuviera que buscar alternativas para reducir el precio y a la vez cubrir la demanda eléctrica. No siempre brilla el sol en Alemania y está soplando viento todo el día.

Medios tan prestigiosos como el Financial Times, la BBC o The Wall Street Journal han criticado este polémico plan de transición energética. Por ejemplo, el diario neoyorquino cifró en un billón de euros conseguir que las renovables copen el 80% del consumo eléctrico. También hablaba del excesivo coste energético para la industria. "En los últimos cinco años, los precios promedio de la electricidad para empresas han subido 60% debido al traslado de costos como parte de los subsidios del gobierno a productores de energía renovable. Los precios ahora duplican los de Estados Unidos, por ejemplo", decía The Wall Street Journal en septiembre.

Hace unos días, el Financial Times tachaba de absurdo el plan de la Energiewende alemana. Aseguraba el diario británico que Merkel tiene dos grandes problemas a los que tiene que enfrentarse más pronto que tarde. Por un lado, "la falta de fiabilidad de las energías renovables y la salida de nuclear han creado un problema de suministro de energía. Para llenar el vacío, Berlín no ha tenido más remedio que confiar en la generación de electricidad a partir de centrales eléctricas de carbón sucio", explica el FT.

Además, dio a conocer una anécdota que deja bien claro cual es la posición del Gobierno alemán con el carbón "Un ejemplo notable de lo absurdo de esto surgió esta semana con la publicación de una carta del vicecanciller de Alemania para el nuevo gobierno de centro-izquierda sueco. El diputado de Merkel advirtió de graves consecuencias para el suministro de electricidad y puestos de trabajo si Vattenfall, la empresa estatal de Suecia, abandonaba los planes para expandir dos minas de carbón en Alemania", explicaba el diario.

El reto es enorme para el Gobierno germano. Apostar por las renovables es muy digno, pero a costa de los consumidores crea un grave problema a la industria, sobre todo a la química en Alemania. Con los costes energéticos tan altos el problema del empleo sale a relucir. Pero eso no es todo. Ahora Merkel tiene que conseguir reducir las emisiones de CO2. Las térmicas de carbón deberían apagarse poco a poco, pero para lograrlo pasarán bastantes años.

En definitiva, está muy bien vender que apuestas por las renovables, pero se ennegrece todo si se mancha con la contaminación procedente del carbón. Y ahí, te han cogido Merkel.

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Un comentario

  • Ignasi Prat

    Ignasi Prat

    12/01/2015

    El contenido del artículo es totalmente contrario a la realidad de los hechos (datos del sistema eléctrico alemán en http://www.agora-energiewende.org/topics/the-energiewende/detail-view/article/trendwende-in-der-energiewende/ [documento resumen en inglés]) y construye un discurso falso partiendo de afirmaciones erróneas de artículos en prestigiosos medios.
    Sólo salvaría el titular, pues el abandono del carbón está siendo más lento de lo deseable si bién eso tiene más que ver con la coyuntura del bajo precio del carbón vinculado al boom del gas de pizarra en EEUU y al bajo precio de las emisiones de CO2 a causa del estancamiento económico y al exceso de emisiones otorgadas gratuitamente a grandes emisores. Y también con las ayudas al lignito nacional –cómo al carbón en España- por el peso político que supone enfrentarse al deficitario sector minero.
    Algunos hechos para aclarar:
    1) El consumo de carbón está en mínimos de los últimos 35 años, cuando el artículo afirma que es la tabla de salvación del sistema energético germano (¿?) (p.14 del documento citado)
    3) El fondo para subsidios a renovables arroja un superávit de 2.130 M€ en 2014 y está separado de los costes del sistema eléctrico, al contrario del problema financiero para el sistema eléctrico que afirma el artículo.
    4) Los grandes consumidores industriales están exentos de la tasa de renovables y se han beneficiado de la reducción de costes del pool eléctrico en la última década (p.20) – todo lo contrario de lo que afirma el artículo citando otros medios, pues las empresas alemanas gozan de precios competitivos de electricidad (no así de gas).
    2) Los precios de electricidad en Alemania están en mínimos del entorno Europeo gracias a la penetración de renovables que reduce el precio del mercado marginalista: las exportaciones eléctricas netas (también a Francia!) están en máximos históricos. ¿Cómo puede afirmar el artículo que algún combustible es la tabla de salvación para evitar apagones en Alemania cuándo está en niveles de excedentes de producción máximos?
    5) El incremento de aporte de las renovables ha más que compensado la reducción de producción de las plantas nucleares cerradas: se ha reducido la producción del carbón y sobretodo de gas, que es el damnificado –cómo en España..
    Todo ello en un contexto de reducción general del consumo eléctrico (-4% anual, p. 1, 8 y 10) y de emisiones de CO2 (-5% en generación eléctrica, p.27; -3% globalmente, p.28) pese al crecimiento de PIB (+1,4%, p. 1 y 11). Si tienen que pillar a Merkel por algo...será por mantener políticamente el apoyo al carbón con las centrales de gas paradas cómo la anecdótica carta del vice-canciller que mencionan. ¿Pero el sentido es el opuesto al de su artículo, no?

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