La eléctrica estatal francesa EDF ha dado luz verde al megaproyecto nuclear de Hinkley Point, la que será una de las plantas eléctricas más caras del planeta ya que costará levantarla alrededor de 18.000 millones de libras, unos 21.500 millones de euros.
Pero al Reino Unido le será aun más caro ya que se ha comprometido a comprar la electricidad de esta central durante 35 años a un precio medio de 130 euros MWh. Es decir, que la gracia se podría ir hasta los 35.000 millones. Y eso si no hay contratiempos, que en proyectos de este tipo suelen ser muy frecuentes. Algunos analistas han hecho la comparación y costaría lo mismo que 50 GW de ciclos combinados.
Hinkley Point es el proyecto eléctrico por antonomasia en el Viejo Continente. Todos los ojos del sector miraban este jueves a París para saber qué se decidía. Al final, y como era previsible por las cuantiosas afirmaciones desde el estado francés, propietario del 81% del capital de EDF, se ha dado el visto bueno a este megaproyecto.
La dirección de la eléctrica aprobó por diez votos a favor y siete en contra el proyecto en el que también participan inversores chinos, que financiarán cerca de un tercio del coste, según los medios británicos.
El polémico plan, con el que se prevé crear cerca de 25.000 puestos de trabajo, llevó en marzo a la dimisión del director financiero de EDF, Thomas Piquemal, ante el temor a que la inversión en Hinkley Point pueda dañar a la compañía francesa.
Incluso el propio Tribunal de Cuentas francés desaconsejó la construcción de esta central por parte de la eléctrica estatal por su excesivo coste.
Inicialmente EDF debía tener una participación en la central nuclear de entre el 40% y el 50%, pero a finales del año pasado se elevó ese porcentaje al 66,5%, lo que significa un mayor esfuerzo financiero, en un momento en que la eléctrica está afectada por la bajada de los precios de la electricidad al por mayor.
Dimisión
Uno de los 18 miembros de la junta directiva de EDF, Gerard Magin, dimitió poco antes de la reunión de esta tarde para decidir el futuro de Hinkley Point, al considerar que se trata de un proyecto "muy arriesgado" para la salud financiera de la compañía.
La eléctrica afirmó que Hinkley Point "es un activo único para la industria francesa y británica, ya que beneficiará al sector nuclear en ambos países y respaldará el empleo".
En Reino Unido, el ministro de Empresas y Energía, Greg Clark, subrayó tras conocer la decisión de EDF que el país "necesita una fuente de energía segura y fiable".
El director de la organización medioambiental Greenpeace, John Sauven, criticó que "el Gobierno británico está firmando un acuerdo con una compañía que a duras penas se puede mantener".
"La decisión debería ser olvidarse de Hinkley e iniciar una inversión seria en el enorme potencial de energías renovables que posee el Reino Unido", afirmó el responsable de Greenpeace.
Venta de RTE
A su vez, los medios franceses se hacían eco de la intención del Estado galo de vender la participación de EDF en el operador eléctrico del sistema, RTE, la Red Eléctrica francesa.
El plan del Estado es cambiar cromos ya que otra empresa estatal es la que se haría con la participación. Se trata de Caisse des dépôts, la caja de depósitos gala que se haría con el 49,9% del operador.
La operación se ha valorado en unos 4.250 millones de euros que irían a la caja de la eléctrica pública y así poder mejorar su débil situación financiera.
EDF tiene previsto obtener 6.500 millones de euros de desinversiones durante este año. Esta operación dejaría el panorama bastante despejado para la compañía.
Pero claro, ahora tendrá que hacerse cargo de Hinkley Point, la central nuclear que algunos dicen se podría llevar por delante al gigante energético.
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