Una nueva era está a punto de comenzar en Europa. Es la de los vehículos eléctricos, y en mucho menos tiempo de lo que se había pensado. Ya son muchos informes los que coinciden en señalar que en menos de dos décadas todos los automóviles nuevos vendidos en Europa serán eléctricos. Y esto será así ya sea impulsado por los apoyos de los distintos gobiernos, por la caída de los costes de la batería o por las economías de escala.
Así lo asegura el informe Breakthrough of electric vehicle threatens European car industry del banco holandés ING, que dice que en 2035 el 100% de las ventas serán vehículos eléctricos. Sin embargo advierte que los fabricantes de automóviles europeos saldrán perdiendo respecto a sus rivales en Estados Unidos y en los países asiáticos ya que son quienes ya lideran la producción de baterías.
Y es que el banco cree que los coches eléctricos puros "se convertirán en la opción racional para los conductores europeos" en algún momento entre 2017 y 2024, a medida que los precios de venta de estos automóviles caigan, aumenta la variedad de modelos y la infraestructura de carga se vuelve más generalizada.
En el caso de Alemania, el informe pronostica que en 2024 el coste de comprar y mantener un coche eléctrico será el mismo que el de un modelo de gasolina o diesel convencional.
Uno de los obstáculos a la hora de comprar un coche eléctrico es la preocupación que se genera en los conductores por aquello que se llama "ansiedad de alcance", es decir, tener miedo a no llegar a tiempo a un punto de recarga o electrolinera para enchufar la batería. Pues bien, ING tambén cree que se evaporará en los años 2020, ya que la distancia entre las cargas va de 160-240 kilómetros de la mayoría de los modelos actuales a 650 kilómetros o más de los módelos de la próxima década.
Pero, ¿solo se venderán eléctricos? ING les señala como los vencedores respecto a las versiones de hidrógeno tanto en precio como en infraestructura. Sin embargo, el banco ha recordado que los fabricantes de automóviles europeos perderán la revolución eléctrica que viene, porque los competidores asiáticos y americanos ya tienen a día de hoy la ventaja en tecnología de baterías y motores eléctricos. "La ventaja competitiva de Europa en los motores de motores de combustión interna desaparece con el cambio a los vehículos eléctricos de batería", dice el informe.
El informe de la entidad financiera holandesa coincide mucho con el informe de BNEF que ya publicó El Periódico de la Energía.
La tendencia es clara, y los primeros que lo están viendo son los fabricantes de automóviles europeos, quienes ya han anunciado que a finales de la próxima década comenzarán a centrarse exclusivamente en modelos eléctricos. Por ejemplo, la firma sueca Volvo recientemente confirmó esta tendencia, diciendo que solo lanzará híbridos, híbridos enchufables o coches 100% eléctricos a partir de 2019.
Y mientras las consultoras y empresas privadas señalan el boom del vehículo eléctrico como inminente, los políticos no lo tienen tan claro. Por ejemplo, el gobierno francés no espera que sea tan pronto ya que pretende prohibir las nuevas ventas de automóviles de gasolina y diesel para 2040, lo que sugiere que espera que el despliegue de vehículos eléctricos será más lento de lo que asegura ING.
Otro tanto considera la eléctrica británica National Grid. En un informe que también acaba de presentar hace un pronóstico muy paralelo al de Francia. Espera que el 90% de los automóviles nuevos en Gran Bretaña no llegue a ser eléctricos hasta 2050.
¿Y qué piensan de todo esto las grandes firmas petroleras, las que viven del negocio de los coches convencionales? Pues están empezando a ver las orejas al lobo. Los mayores productores de petróleo del mundo están comenzando a ver como una amenaza seria a los vehículos eléctricos a largo plazo.
La OPEP, visto lo visto, ha cambiado sus previsiones, quintuplicando su pronóstico para las ventas de eléctricos y las grandes energéticas como Exxon Mobil Corp. o BP Plc también han revisado sus perspectivas del año pasado. Calculan que estos coches reducirán la demanda de petróleo unos ocho millones de barriles en 2040, lo que representa más que la actual producción combinada de Irán e Irak.
La firma anglo-holandesa Shell, la petrolera estatal saudí Aramco y la Agencia Internacional de Energía se mantienen todavía en sus trece, creen que el vehículo eléctrico no afectará a la demanda de petróleo pero su creciente popularidad aumenta el riesgo de estancamiento de la demanda en las próximas décadas, planteando interrogantes sobre los más de 700.000 millones de dólares anuales que fluyen desde las industrias de combustibles fósiles.
Y cada año que pasa, las predicciones que provienen del sector petrolero cambian radicalmente. Solo en 2016 la OPEP vaticinó una flota de 46 millones de coches eléctricos en 2040 y un año después ha cambiado esa cifra por 266 millones. La AIE también duplicó su previsión para los eléctricos de un año a otro, de 23 millones en 2030 a 58 millones, Exxon Mobil elevó su estimación de 2040 a unos 100 millones de los 65 millones, BP también ha aumentado un 40% su previsión hasta los 100 millones de vehículos eléctricos en 2035, y Statoil ASA, la petrolera estatal noruega, aumenta hasta el 30% las nuevas ventas para 2030.
¿Qué se puede esperar entonces el próximo año? ¿Volverán a multiplicar las previsiones del año anterior? Europa está a punto de entrar en la Era de los vehículos eléctricos, es imparable.
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